Francisco Marhuenda
La desfachatez del COI
Nunca he tenido una buena opinión de los miembros del COI porque responden a intereses personales y en algunos casos, incluso, inconfesables. Lo sucedido ayer fue una vergüenza, porque Madrid merecía ganar o como mínimo pasar a la segunda vuelta. No fue posible, pero la culpa no es ni de la capital, ni de España ni del equipo que trabajo para conseguir la designación. Fue la expresión de un vergonzoso comportamiento en el que nada tuvo que ver ni el espíritu del olimpismo, que hace tiempo que fue pervertido por unos oligarcas que no responden ante nadie, ni del deporte. Los Juegos se han convertido en un «negocio» escandaloso para unas minorías, aunque tenga aspectos muy positivos para las ciudades que los organizan. Lo lamentable es que una gran idea está en manos de gente como los miembros del COI, los cuales algunos son honorables y otros son sólo personas que miran su propio interés. Madrid tiene que pasar página y olvidar el fracaso. España tiene que hacerlo, aunque he de reconocer que el desencanto será muy grande. En esta ocasión parecía posible, aunque todos éramos conscientes de la dificultad, pero nadie podía imaginar que la ofensa sería tan grande. Ahora no hay que olvidar los aspectos deportivos. España es una nación económicamente muy importante, pero hay mucho camino por recorrer en ese terreno. En algunos deportes, como el fútbol, el tenis, el golf o el baloncesto, por citar algunos ejemplos relevantes, tenemos una posición envidiable pero en otros la celebración de los Juegos tiene que ser un acicate para aumentar el medallero olímpico. En la memoria de todos está el gran resultado de Barcelona 92, donde el plan ADO fue decisivo.
España tiene una gran oportunidad tanto en 2016 como en 2020 como excusas para impulsar el deporte. Es una cuestión que tiene una proyección, desde el tiempo de los griegos, que supera el ámbito de la práctica deportiva para convertirse en un elemento de orgullo nacional. Es positivo que el deporte no esté politizado, pero es muy ingenuo olvidar su relevancia en este terreno. Es algo que se pudo comprobar desde el nacimiento del olimpismo moderno. Los países han hecho grandes esfuerzos en este terreno porque es un terreno que desborda el ámbito estricto del deporte. Hay ejemplos de todo tipo, incluso algunos muy negativos, pero lo fundamental es contemplar las distintas vertientes que presentan unos Juegos Olímpicos. El reto ahora es mejorar el medallero olímpico tanto en 2016 como en 2020 porque tenemos un importante camino por recorrer. Los mecanismos para incentivar el deporte son conocidos y tienen un coste importante aunque los resultados son muy satisfactorios.
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