Francisco Marhuenda
La desorientación socialista
El PSOE está sumido en la desorientación. Es un grave problema para España porque la alternativa a su izquierda nos retrotrae a un radicalismo más propio de los países subdesarrollados. Es un escenario malo para Rajoy porque se necesita una oposición que sea alternativa de gobierno. Una visión cortoplacista podría conducir a la excéntrica interpretación de que la situación es buena para el PP. Es cierto que no se han cumplido los peores augurios y el arriolismo, la doctrina de no hacer nada y ponerse de perfil, puede creer que esto es «happy flower». La realidad es que no es así. La victoria del PP es meritoria y la abstención de sus votantes enfadados es una buena señal porque se les puede convencer. El arriolismo pasa por decir que al PSOE le ha ido peor y por ello hay que hacer una fiesta por todo lo alto. No, no y no. Éste es un partido que comenzó el pasado lunes y que hay que salir a ganar. Un grave error sería pensar que basta con esperar a que los socialistas cosechen un nuevo fracaso. Las europeas son cómodas para hacer análisis, pero el papel no lo aguanta todo. En el PSOE se han puesto las pilas y Susana Díaz decidirá el futuro, algo lógico porque gobierna la comunidad más importante y la federación con mayor número de militantes. El domingo sacó un buen resultado dentro de la catástrofe. Lo que está muy claro es que puede ser la secretaria general o poner a quien quiera. En el primer caso no será una candidata cómoda para el PP, pero, lo sea o no, estoy convencido de que la desorientación socialista no durará más allá del congreso extraordinario. Es un buen momento para que el PP abandone el arriolismo en el baúl de los recuerdos así como la creatividad a lo «pitufo azul». En esta etapa conviene salir a vender el producto, como un buen comercial, y olvidarse de ser el primero de la clase sin explicar lo que se hace.
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