Iñaki Zaragüeta
La diversión de los dioses
Aconsejo leer la crónica de Morodo para conocer la última hora sobre el desenlace del culebrón «designación del candidato del PP a la Generalitat Valenciana», que junto al de Madrid, son los que más preocupan a Moncloa y Génova, las mayores bolsas de votos populares. Entramos en los días decisivos para desvelar el misterio que, por obra y gracia de un sistema caduco, depende exclusivamente de Rajoy. Tan sobrepasada es la cosa que ya no se guardan ni aquellas formas obligadas, «son los órganos del partido los que designan, según marcan los estatutos». Los dioses tienen por costumbre efectuar nombramientos sorpresa, como sucedió con el inesperado Juanma Moreno en Andalucía, o guardarse la designación pública durante demasiado tiempo para demostrar su omnipotencia y poner de los nervios a los afectados, a pesar de que el final sea inevitable. En el caso de Rajoy, se dan las dos cosas. Cuando todo parecía estar decidido a favor de Fabra para Valencia, piensa en una «operación muy complicada» –no sabemos con quién: Pons, Isabel Bonig o ¡sabe Dios! Tan complicada que puede resultar imposible. La lógica y hasta la caridad indican que, si no va a cambiar nada, el jueves próximo Rajoy venga a Valencia habiendo ratificado a Fabra o lo haga aquí «urbi et orbi». Irse sin levantar las cartas sería hasta inhumano. Pero he quedado en que los de su clase son dioses. Así es la vida.
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