Julián Redondo

La escalada y el vértigo

La escalada y el vértigo
La escalada y el vértigolarazon

El Madrid ha cogido carrerilla y alcanza en Liga la posición que por plantel, historia y presupuesto le corresponde. Es candidato a todos los títulos y, al contrario de lo que sucedió la temporada pasada a estas alturas, o quizá un poco antes, no ha tirado la Liga. Ancelotti trabaja calladamente, con una diplomacia sorprendente, dados los antecedentes inmediatos, y siempre atento a cualquier fuego para apagarlo sin necesidad de dar tres cuartos al pregonero. Con el acomodamiento de Di María mantuvo frialdad y cautela. Dejó que el asunto se enredara en determinados medios, no entró al trapo y miró para otro lado cuando algunos pedían a gritos el despido procedente sin atender a importantes matices económicos y a cuestiones deportivas fundamentales. Di María no es jugador para regalarlo y el entrenador valora sus virtudes futbolísticas. No ha prescindido de él ni cuando las formas le dejaban en evidencia.

Pisa fuerte el Madrid, afloja el Barcelona y el Atlético, por segunda vez en esta Liga, ha sentido vértigo. Pudo ser líder en Cornellà y perdió. En esta oportunidad la gesta era más sencilla: jugaba en casa, había vencido al Sevilla a domicilio (1-3) en la primera vuelta y a los 18 minutos ya iba por delante. Con el 1-0 sumaba 53 puntos, dos más que el Barça y tres más que el vecino. Lo tenía en sus manos, manejaba el partido, el destino y... perdió el rumbo. Contemporizó, se volvió previsible, dominaba, pero no chutaba. Jugaba en las antípodas del Madrid, destacado por la contundencia que esgrime en este año recién estrenado, cuando el equipo de Emery atacó lo imprescindible para empatar de penalti, acción pueril e innecesaria de Juanfran. La Liga se comprime. Los tres primeros, en un punto.