Política

Estado Islámico

La fragilidad de un mito

La fragilidad de un mito
La fragilidad de un mitolarazon

Obama recibió en 2009 uno de los premios Nobel más absurdos desde la creación de este galardón. Fue un reconocimiento preventivo por lo que se suponía iba a hacer, porque hasta ese momento no tenía otro mérito que haber ganado unas elecciones presidenciales. Desde entonces ha demostrado que no se lo merecía, aunque se haya convertido en un icono para los progres. La excusa utilizada para justificar la concesión resultaba hilarante: sus esfuerzos diplomáticos en favor del desarme nuclear, la consecución de un proceso de paz en Oriente Medio y el fomento de la lucha contra el cambio climático. Con Obama hubo siempre una sobreactuación porque era el primer presidente de color y a los europeos les caía muy mal George Bush. La realidad es que era un producto de laboratorio y que ni siquiera sus raíces se remontaban a ese periodo oscuro de Estados Unidos, como tuvimos nosotros y otros muchos países, que fue la esclavitud. Era un político atractivo y directo, que tuvo una vida fácil y se formó en la Universidad de Columbia y en la escuela de Derecho de Harvard. Hasta presidió su prestigiosa revista, "Harvard Law Review". Era un negro que gustaba mucho a los blancos votantes demócratas. Un joven de familia acomodada y con una sólida formación. Nuestros progres españoles, que se han creído que en Estados Unidos existe la izquierda, estaban muy satisfechos con la llegada de un representante del mundo «happy flower» que pondría punto final al belicismo de Bush. Una vez más, los conceptos simplones de la izquierda intelectual y mediática española. Obama siempre fue un personaje inconsistente, aunque un excelente producto de laboratorio. Tiene una sonrisa eficaz, un populismo imbatible y una catarata de mensajes propagandísticos que dan buenos titulares. La realidad de su mandato ha sido muy distinta a las expectativas generadas. Ni siquiera como comandante en jefe tiene el valor de actuar sobre el terreno y prefiere el bombardeo selectivo para no asumir costes de vidas humanas, aunque no le importó autorizar la operación para ejecutar al terrorista Osama Bin Laden. En todos los frentes ha demostrado su ineptitud y todos han acabado por estar peor tras su participación. La situación en Oriente Medio es desastrosa y la lucha contra el yihadismo es un fiel reflejo de su desastroso buenismo, que le conduce siempre a la inacción. El problema es que cuando actúa, sólo consigue cosechar fracaso tras fracaso. Una cosa que me gusta de Estados Unidos es que no tienen partidos de izquierdas. Es una de las razones por las que es una gran potencia, pero alguna vez tiene la desgracia de tener un presidente incompetente como Obama.