José María Marco
La frivolidad y el esfuerzo
Caben pocos contrastes tan señalados como el que han mostrado las reuniones de los dos grandes partidos políticos este fin de semana. La conferencia política del PSOE estaba destinada a poner de relieve las nuevas propuestas socialistas y su estrategia para definir una alternativa verosímil a dos años de las elecciones generales. Lo que se ha puesto de relieve es el enfrentamiento interno. Al deseo –generalizado entre los barones– de que Rubalcaba se despida, se añade la cuestión de las primarias y, por si fuera poco, la cuestión nacional. En este punto los socialistas son incapaces de llegar a un acuerdo, excepto en una cosa: la idea de que España, su unidad y su pervivencia, están subordinadas a los intereses de cada facción o de cada personaje. En la reunión interparlamentaria del PP se ha visto una situación opuesta. Apoyo general a las reformas, cohesión en la toma de decisiones difíciles y, además, la formulación inequívoca por parte de Mariano Rajoy de que la unidad de España está fuera de cualquier negociación. España, vuelve a decir el Partido Popular, es la base de la convivencia civilizada y democrática, la única base posible de la ley y de la libertad.
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