César Lumbreras

La guerra transgénica

El que piense que con la última decisión del Parlamento Europeo se acaba lo que bien podría denominarse la guerra de los transgénicos en la UE está muy equivocado. Es tan sólo otra batalla más, que no se sabe muy bien quién ha ganado, si los partidarios de estos productos o los enemigos. Lo que ha sucedido es que el Parlamento Europeo ha aprobado la nueva reglamentación europea sobre autorización del cultivo de transgénicos en territorio comunitario; las nuevas reglas permiten a los estados miembros prohibir en todo su territorio, o en parte del mismo, el cultivo de organismos modificados genéticamente que ya cuenten con autorización comunitaria. Estamos, por lo tanto, ante una renacionalización de la decisión y ahora la pelota está en el tejado de cada Estado miembro. Un ejemplo: en España, uno de los estados miembros con más superficie de transgénicos, el Gobierno actual del PP es partidario de ellos, pero ¿qué pasaría con un Ejecutivo formado por otras formaciones?

Total, que el problema sigue ahí. Por si esto no fuese suficiente, el presidente de la Comisión Europea ha manifestado en varias ocasiones, y así se recoge en su programa, que no está contento con el proceso que se sigue actualmente para la toma de decisiones con el fin de autorizar la comercialización o el cultivo de transgénicos en territorio comunitario y quiere cambiarlo. Además, ahí están las negociaciones del acuerdo de libre comercio con Estados Unidos, en las que este asunto será uno de los temas estrella y más polémicos por las diferentes posiciones que se dan a un lado y otro del Atlántico. En resumen, la guerra transgénica no ha terminado, ni mucho menos.