Martín Prieto

La imposible japonización occidental

El comodoro Perry rompió el aislamiento del Japón, prediciendo la occidentalización del archipiélago. El sintoísmo, el sincretismo del budismo, taoísmo y confucionismo bastaron para sostener una peculiar identidad nacional. MacArthur era más que un número uno de West Point y había leído mucho sobre Oriente. Entendió que no podía americanizarles, que ya era bastante hacerles asumir una democracia representativa, y que su espíritu permanecería intacto tras la ominosa derrota militar. En estos días informaciones audiovisuales nos han ilustrado sobre el inmutable carácter nipón y el comportamiento de sus élites. Antes de tomar una gran decisión, el prohombre se somete a una disciplina zen. En este caso el primer ministro, Shinzo Abe, acude de ceremonial a su maestro, se arrodilla en loto, inclina profundamente la cabeza y el torso, y recibe una prolongada manta de palos en las espaldas, tras lo que da las gracias y regresa a sus oficinas. No es una disciplina masoquista, y antes roza con alguna suerte de calvinismo, teniendo en cuenta las lecturas superpuestas que tienen el confucionismo y el cristianismo. Se ignora si Abe tenía que decidir algo sobre la desnuclearización del Japón, pero la flagelación es sabia. Para el dirigente occidental la decisión saca pecho, da un puñetazo en la mesa, es dura como la obsidiana, pero debería ser adoptada a la japonesa: con la humildad de quien acaba de pasar por una voluntaria humillación. El mismo día el presidente de Nintendo rebajaba por tercer año consecutivo el 50% de sus emolumentos y los de todos sus directivos al no lograr los objetivos propuestos. Fernández Ordóñez (Banco de España) y Elena Salgado (Economía) practicaban zen caliente, pero no debieron azotarles fuerte. No se sabe qué mueve más a admiración, si la tunda de Abe o la metedura de mano en el bolsillo de los reyes de la juguetería electrónica. Desde luego, si estos continúan con estas prácticas, no existe la menor posibilidad de que nuestra clase política se japonice.