César Lumbreras

La isla de Guaján

La Razón
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Descubrí la existencia de la Isla de Guaján hace ya unas cuantas décadas, coincidiendo con la guerra de Vietnam, aunque no sabía que se llamaba así. Su nombre en aquellos tiempos era Guam. Allí se encontraba una base aérea de Estados Unidos desde la que despegaban unos grandes aviones, los B-52, conocidos también como súper fortalezas volantes, que horas más tarde dejaban caer sus bombas sobre el territorio de la península vietnamita. Prácticamente todos los días los militares norteamericanos informaban sobre las operaciones y las misiones que tenían su origen en Guam y las bombas que habían «despachado». Tras escuchar tantas veces este nombre me picó la curiosidad y acudí a la biblioteca del instituto para consultar en los diccionarios y enciclopedias (entonces no había internet y no se podía «guglear») dónde estaba este pedazo de tierra. Y allí me encontré con una serie de sorpresas y curiosidades que se me quedaron grabadas en la memoria. Por ejemplo, que esa isla había sido española durante más de dos siglos y medio hasta 1898, cuando sucedió lo de la Guerra de Cuba, la pérdida de Filipinas y de las últimas colonias que nos quedaban; que entonces se llamaba Guaján; que se trataba de la más grande de las Islas Marianas, bautizadas así en honor a Mariana de Austria, la viuda del monarca español Felipe IV, y que había sido «descubierta» mucho antes por el navegante Magallanes, en su vuelta al mundo. Me he acordado de todo esto durante los últimos días, ya que este pedazo de tierra ha vuelto al primer plano de la actualidad tras las amenazas del «malo» de Corea del Norte y las bravuconadas del «matón» de Washington, con la gran diferencia entre ellos de que el primero es un dictador comunista en toda regla y el segundo ha sido elegido por una parte de sus compatriotas, con lío ruso de por medio. También aparecen los chinos, que son la gran potencia de aquella zona y algo cuentan en el asunto. ¡Quién se lo iba a decir a Magallanes cuando piso la isla y tuvo sus primeras escaramuzas con los nativos!