Ely del Valle
La izquierda desnortada
Dice Fernández Vara que, más temprano que tarde, Susana Díaz le dará la batalla a Sánchez, y a Alberto Garzón, que el acuerdo con Podemos es cuestión de horas y de unos cuantos escaños arriba o abajo. Ninguno de los dos puede presumir de haber arriesgado mucho en los titulares como no sea porque ambos confirman lo que ya se sabía: que las aguas bajan revueltas en la izquierda española, que sigue peleando a muerte por ver quién se queda con la parte mollar de la tajada del voto.
En el Partido Socialista, la actitud chulesca de Pedro Sánchez no convence ni a los votantes ni a muchos de sus propios compañeros, que siguen sin saber si su líder quiere ser carne, pescado o masa de empanadillas. En IU hay división de opiniones entre los que prefieren ser cola del león a cabeza de ratón y los que, como Ángel Pérez, ex diputado y ex coordinador de IU en Madrid, consideran que con esta maniobra, Garzón pierde el discurso de la izquierda para abrazar un populismo peligroso hecho «para ser aclamado y no debatido».
Unos y otros, socialistas y comunistas, temen a Podemos más que al Ébola; los primeros han optado por ponerse enfrente, que no sería mala cosa si no fuera porque hemos visto a un secretario general casi genuflexo ante Pablo Iglesias, que no es postura que invite al respeto. Los segundos, han preferido aliarse con el enemigo arriesgándose a convertirse en un apéndice, que siempre es mejor que acabar como desecho de tienta. La diferencia entre el PSOE e IU es que mientras que los socialistas no consiguen recordar quiénes son, los de Garzón prefieren olvidarlo. Unos están noqueados por una bofetada que no saben de dónde les ha venido; los otros creen que la nueva política consiste en arrasar el pasado. Y mientras tanto, Iglesias se frota las manos. Por algo será.
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