Alfonso Ussía

La juez amarga

No la «jueza» amarga. La juez como la nuez amarga. Lo decía el gran penalista Stampa Braun. «Esta mujer es un peligro. Se alimenta de militancia». Cuando era titular del Juzgado de Vigilancia Penitenciaria número 1 de Madrid, destacó por su benevolencia con las enfermedades de los terroristas. Más que una juez, parecía una adorable doctora en Medicina siempre dispuesta a complacer a sus pacientes, como debe ser. Por unas varices esofágicas padecidas desde mucho antes de dedicarse al terrorismo etarra, puso en la calle a Manuel Azcárate Ramos, condenado a mas de cincuenta años de prisión por secuestro –el de Juan Pedro Guzmán, entre otros–, estragos, tenencia de explosivos y depósito de armas. El 20 de enero de 1993 –han pasado más de 22 años–, dediqué un artículo en «ABC» a la hoy candidata de Podemos a presidir la Comunidad de Madrid. Se titulaba el artículo «Hernia de Diafragma». Y se leía así: «La juez de Vigilancia Penintenciaria Manuela Carmena ha equivocado su camino. Tendría que haber elegido la senda de la medicina o la psicología, ciencias que indudablemente domina. Cuando la juez Carmena excarcela a un terrorista por padecer una enfermedad o por arrepentimiento de su pasado, hay que echarse a temblar. Al etarra Azcárate Ramos, que cumplía condena de 51 años, lo puso de patitas en la calle por unas varices esofágicas que ya tenía el terrorista a los 14 años, es decir, con mucha antelación a su dedicación al crimen. Según la peculiar juez, Azcárate Ramos había renunciado a toda participación activa o pasiva en el terrorismo etarra, pero apenas dos días después de volver a la libertad, declaró a ‘‘Egin’’ lo que textualmente transcribo: ‘‘He dejado bien claro a la juez que no me arrepiento ni renuncio absolutamente a nada’’». O hizo la declaración ante la juez en dialecto laburtano o Su Señoría no se enteró de nada.

Mercedes Herranz es una terrorista del GRAPO. Merceditas fue detenida en Valencia en 1982, tras perpetrar con un ingenio explosivo un atentado en el que resultó muerto un chatarrero. Merceditas fue condenada a 46 años de cárcel, pero en 1989 la juez Manuela Carmena decretó su libertad condicional anticipada por padecer esclerosis. Para ser más exactos, y de acuerdo con el informe médico, Merceditas sufría una esclerosis múltiple que le producía desmielinización del sistema nervioso central.

Pues bien. El pasado jueves 14 de enero de 1993, cuatro años después de su excarcelación, Mercedes Herranz fue detenida en Barcelona, junto a su compañero terrorista Antonio Narváez, durante un intento de hacerse cargo del botín conseguido en un atraco a unos grandes almacenes. A pesar de la desmielinización de su sistema nervioso central, Merceditas siguió en el terrorismo. Curiosa desmielinización de su curioso sistema nervioso central. Y terminaba: «Y ahora, a soltar de nuevo a Merceditas».

Por fortuna, esta mujer de aspecto tan extraño, dejó de ser la juez de Vigilancia Penitenciaria poco tiempo más tarde, pues de haberse mantenido durante más años en su responsabilidad, los terroristas habrían abandonado la cárcel por un simple dolor de muelas o un molesto uñero en el meñique de la mano izquierda. Desapareció del guiñol hasta que surgió de nuevo, ya sin careta, para presentarse con Podemos a las elecciones del Ayuntamiento de Madrid.

Me complace que al fin, haya encontrado su sitio. Pero el sitio, inesperadamente, se le ha movido, y cuando un culo pierde el sitio o un sitio pierde a un culo, la armonía se estremece. Se dice, y lo ha demostrado LA RAZÓN, que su marido arquitecto no pagaba a sus trabajadores, y que después de tenerlos sin cobrar durante meses, traspasó sus bienes a doña Manuela, su esposa, con el fin de declararse insolvente.

Se espera una aclaración de la candidata de Podemos o su abandono inmediato de la candidatura.

Se espera y sería muy de agradecer.