Julián Cabrera

La larva pompilida

En entomología, la ciencia que estudia a los insectos, se conoce como pompilidos (pompilidae) a una familia de avispas que se han ganado una merecida reputación como cazadoras de arañas que doblan su tamaño. Para ser más exactos, acuden al nido del artrópodo al que aguijonean su veneno paralizante y le inoculan sus larvas que semanas después acaban eclosionando en un festín de mesa puesta sobre el que huelga abundar en más detalles.

Es muy probable que el episodio, muy de reportaje de National Geographic, pueda recordar curiosas similitudes en la política española con lo que le está ocurriendo a IU a costa de Podemos –lo del PSOE ya se andará si nadie lo remedia– especíalmente en la histórica organización de la coalición de izquierdas en Madrid tomada por los paquirrines del clan de Rivas como gran referente inicial de una más ambiciosa operación de dimension estatal.

Pero las cosas, y mucho menos en política, no ocurren por causalidad. IU nacía hace casi tres décadas al albur de un «no a la OTAN». El invento cuajó como formación política, se sirvió de la eficaz disciplina organizativa del PCE y se consolidó sede a sede por toda la geografía nacional sumando a ello una nada desdeñable cuota de poder municipal.

La izquierda española se mueve hoy en una gran paradoja, los llegados del exilio paseándose por Madrid con una peluca tuvieron un papel clave en el dibujo de la transición y la estabilidad del sistema que nos hemos dado y hoy son curiosamente los enemigos del sistema quienes pueden dilapidar esa obra ocupando su espacio.

Podemos, como la avispa pompilida, ya ha depositado sus larvas en el organismo de una Izquierda Unida abierta en canal por las Tanias y los Garzones. Ahora sólo queda esperar la eclosión de las crisálidas a la vuelta de unas semanas con la llegada de la primavera electoral.