José María Marco
La política de Rajoy
La recuperación económica coloca a lo que llevamos de gobierno del Partido Popular, con Mariano Rajoy a la cabeza, en una perspectiva nueva. Se suele escuchar y leer que la única carta a la que Rajoy ha apostado su legislatura –que espero que no sea la última– es la de la economía, como si toda la acción de gobierno se hubiese supeditado a eso. No creo que sea así, ni mucho menos, pero incluso si se acepta ese punto de vista, habría que tener en cuenta también todo lo que se ha realizado desde diciembre de 2011 para llegar a esos datos.
En este sentido, ninguna de las reformas económicas que se han producido puede ser entendida por sí misma, sin tener en cuenta la situación y las exigencias políticas y sociales a las que se enfrentaban. Cualquier reforma laboral, por ejemplo, tenía que tener en cuenta, más aún que al partido de la oposición, a unos sindicatos beligerantes con los cuales hubo que lidiar, y en muchos casos convencer de la necesidad de adoptar un nuevo modelo, con menos privilegios y más libertades. La reducción del déficit ha traído un desgaste político en todos los sectores, desde la cultura, siempre amante de las subvenciones, hasta las comunidades autónomas, dispuestas casi siempre a gastar el dinero que no tienen, y en el empleo público, en este caso con posibles repercusiones en servicios muchas veces considerados esenciales. El fomento del comercio y las exportaciones ha requerido acabar con zonas cerradas a la flexibilidad. Así todo.
Nada de esto, que ya es difícil de por sí, se habría conseguido sin la estabilidad general del sistema político, y en este punto el trabajo de Rajoy ha sido particularmente brillante. Se han evitado en lo posible los enfrentamientos con los populismos identitarios de los nacionalistas, en pleno auge gracias a la crisis económica y a la crisis del PSOE. Se ha tenido que asumir al mismo tiempo el coste de las reformas y el coste de una subida de impuestos, todo con tal de garantizar la viabilidad de un Estado de Bienestar que es la clave de nuestra convivencia, de la democracia tal como la conocemos. No ha habido rebrotes de violencia terrorista, y se ha hecho posible la continuidad de la institución clave de nuestro sistema político, que es la Corona. Cuando se escucha que Mariano Rajoy no ha hecho política, cabe preguntarse qué es lo que entenderá por política quien se atreve a decir eso.
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