Mundial de clubes
La prórroga
Tres finales consecutivas ha ganado el Real Zidane después de cumplidos los noventa y tantos minutos para obtener el botín en la prórroga. Un atlético sugiere que eso es cuestión de fe, quizá el puntito que le falta a su equipo para dar el salto definitivo; que rozar la gloria en Lisboa y en Milán no es lo mismo que dirigir el cotarro con el tridente de Neptuno o cabalgar en el carro de Cibeles coronado de laureles y campeón. Hay que ascender en el escalafón y el salto, además de una cuestión de buena gobernanza, es de capital. James no está al alcance de los caudales rojiblancos, pero hay otros jugadores en la relación de posibles incorporaciones, si es que la FIFA permite acudir a los dos próximos mercados. El Madrid está cerca de que le rebajen la sanción; el Atlético, que no reclamó, confía, sin embargo, en beneficiarse de la medida de gracia que podría favorecer al vecino, pues piensa que el fondo de ambos casos es el mismo y que un agravio semejante estaría muy mal visto.
Previsible es que Simeone no continúe en el Atlético después del 30 de junio de 2018; improbable no es que adelante la salida una temporada. En ambos casos, la secretaría técnica no va a improvisar. Hay sobre la mesa un perfil de entrenador similar al del Cholo. Sampaoli y Berizzo están por delante del ex rojiblanco Quique Setién. El club, que en India tiene tantos seguidores en las redes sociales como en España, quiere consolidarse en todo el mundo y continuar con la expansión, con o sin el técnico que ha puesto al Atlético en el mapa sin el potencial de sus adversarios. Competir con el Madrid y con el Barça es complicado. Lo ha hecho, y sin un jugador de la talla de Iniesta, el inspirador que eleva al mejor de los mejores, Messi. El Atleti está en la dimensión del tacita a tacita, de los 100 millones de Wanda por poner nombre al estadio –será para un decenio– y de meter un gol por toda la escuadra china al conseguir apellidarle Metropolitano, el valioso trofeo sentimental.
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