Iñaki Zaragüeta
La reforma no fue para eso
La reforma laboral llevada a cabo por el Gobierno de Mariano Rajoy centraba su objetivo en facilitar las reestructuraciones de las empresas con dificultades, de forma que pudieran superarlas, hacerse competitivas, reactivarse y terminar generando empleo. Eso es lo que creí entender cuando el Ejecutivo central la anunció.
Este programa no estaba destinado para que factorías como Coca-Cola, con unos beneficios de 900 millones de euros, según indica el Comité de empresa y nadie les ha rectificado, pudiera hacer de su capa un sayo y programara el cierre de algún centro de trabajo y el despido de más de mil trabajadores por más que la ley se lo permita.
Sé que una empresa privada puede tener libertad de acción respecto a su gestión, pero también está obligada a corresponder con las sociedades que hacen posible esos balances económicos tan positivos. En este caso, la racionalidad no está de su parte ni conocemos argumentos que justifiquen semejante afrenta.
Acierta el Consell al decidir tomar cartas en el asunto y descargar en Máximo Buch la responsabilidad de hacer cambiar de criterio. ¡Qué cierren las de su tierra, las de Cataluña!. Así es la vida.
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