Partidos Políticos

La reorganización de la izquierda

La Razón
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La radicalización de Podemos beneficia a Rajoy, que además ha salido fortalecido del congreso del PP, y facilita la recuperación del PSOE si en el próximo congreso el partido centenario recupera el proyecto socialdemócrata y acierta en la elección del nuevo líder. Asistimos, en todo caso, a la reorganización de la izquierda en España con dos fuerzas políticas cada vez más diferenciadas e incompatibles. Los socialistas, por boca de la gestora, pretenden mantener la equidistancia entre populares y podemitas, con el riesgo de quedarse en tierra de nadie. Huyen de la gran coalición y consideran que con Podemos se han roto todos los puentes. Ni siquiera están, pues, dispuestos a ejercer de bisagra en la nueva etapa que se abre, cuyas perspectivas electorales no parece que vayan a cambiar sustancialmente a corto plazo. El compromiso público de Podemos con los defensores del «derecho a decidir» y, en general, su concepción del Estado –ahí está como modelo más que pintoresco el nuevo presidente del Parlamento balear, Balti Picornell– hacen muy difícil que la nueva dirección del PSOE pueda, sin cargarse su historia y su futuro, sentarse siquiera a negociar en su momento un gobierno de izquierdas con Pablo Iglesias.

Se intensifica, pues, a partir de ahora la pugna de socialistas y podemitas por la hegemonía de la izquierda. Con el corrimiento de Podemos hacia la extrema izquierda, neocomunista-leninista-populista, al PSOE le queda, en teoría, un amplio espacio de expansión, si sabe jugar sus cartas con inteligencia, para recuperar a una parte importante del electorado perdido estos años y afianzarse como primer partido de la oposición. La «tentación podemita» del PSOE de competir en el terreno de la extrema izquierda radical que ha triunfado en Vista Alegre 2, llevaría al Partido Socialista, según la mayor parte de los observadores consultados, a su ruina definitiva. En este juego de equilibrios se ventila, por tanto, el futuro de la izquierda en España y el futuro de todos. No es fácil adivinar el rumbo de la política española en estos tiempos de confusión. Habrá que quedarse hoy con lo que escribió Miguel Espinosa: «Los mandarines saben que la Gobernación sólo tiende a permanecer; en último extremo, la política es la simpatía del Poder hacia sí mismo». En efecto, éste es el tiempo en que todos los partidos españoles, a derecha e izquierda, están mirándose el ombligo.