La amenaza yihadista
La seguridad, cosa de todos
Acabo de enterarme que la Policía Local de Madrid realizará formación antiterrorista y LA RAZÓN me pide una opinión, ¿qué puedo decir? Lo que diríais vosotros; sin duda, es positivo. Vivimos bajo la amenaza de esta lacra, un terrorismo fanático cuyo principal objetivo es sembrar el terror. Los controles, las actuaciones preventivas, la coordinación ante un atentado, la operación jaula tras un acto terrorista... son competencias que tienen atribuidas y capacitarse para realizarlas con eficacia forma parte de su trabajo. Pero no es suficiente: la seguridad es cosa de todos, el problema del yihadismo no es sólo policial: la sociedad debe implicarse. La formación debería incluir a toda la sociedad. Detectar a un fanático es difícil para la policía pero fácil para un vecino, un amigo o familiar, apreciar cambios drásticos de hábitos, reuniones o nuevas amistades en una persona cercana a nadie se nos pasa por alto. El círculo cercano son los principales testigos. Un aviso a la policía puede salvar esa vida y la de muchos. Estamos luchando contra una ideología, una secta que destruye preconizando la radicalización y la muerte. Sus «adeptos» no lo llevan escrito en la frente pero una debida formación social para detectarlos sería la forma más eficaz de acabar con ellos. Suena raro, ¿verdad? Hasta un tanto utópico. Pues volvamos a la realidad. Una llamada de teléfono permitió detectar al terrorista huido de las Ramblas, un aviso en la web «stop radicalismos» llevó a la investigación y posterior detención de un captador en Madrid y termino, tengo un amigo en la Brigada de Información que me ha pedido que agradezca públicamente la colaboración ciudadana en este tema. Cumplo lo que prometo: va por ti, apreciado X. En el fondo todos llevamos un policía dentro, es el momento de sacarlo.
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