Iñaki Zaragüeta
La suerte va por barrios
Sentimientos encontrados los que embargan a los cuatro partidos que se disputan las cotas de poder para el gobierno de España de cara a las elecciones del 26-J, cuya campaña comenzó ayer. Mientras en el PP y Podemos se respira optimismo, en PSOE y Ciudadanos se siente preocupación, según las percepciones de mi amigo Rogelio.
El ánimo de los populares viene motivado por las cifras conocidas a través de las encuestas y, especialmente según mi amigo, por los datos que manejan sin hacerlos públicos. Para Podemos y su conglomerado la cosa llega a la euforia y a la satisfacción de que los acontecimientos se suceden de acuerdo a sus previsiones.
Tanto los equipos de Rajoy como de Iglesias se centran en conjugar el entusiasmo y la prudencia para que nadie, ni políticos ni votantes, caiga en los brazos de la confianza, sobre todo al tener en cuenta que un tercio de los ciudadanos aún no han decidido su voto.
Respecto a PSOE y Ciudadanos, sensaciones agridulces, más agri que dulces, entre haber perdido una oportunidad única y haber cumplido con lo que entendieron por responsabilidad. Lo cierto es que la imagen de Sánchez y Rivera continúan a la baja. El primero con la frustración por no alcanzar el país de nunca jamás. El segundo con la decepción por la inutilidad de su presencia en el escenario, apenas de figurante.
Todo ello ante un patio de butacas asediado por el tedio y el cansancio de tanto dislate. Los espectadores cuentan a su favor con el derecho a aplaudir a quien quiera, patear a quien desee, e incluso retirar definitivamente de la profesión a quien le venga en gana. Así es la vida.
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