Restringido

La vida de Brian

La Razón
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El Sr. Mariano Rajoy ha apostado por una arriesgada operación. En una actitud absolutamente tacticista, ha empujado el proceso de investidura hacia una candidatura presentada por el Partido Socialista.

Su único objetivo es erosionar al PSOE con una celebración de investidura fallida que dé lugar, bien a un intento posterior del propio Sr. Rajoy, bien a una convocatoria electoral. Solamente en esta clave puede leerse y entenderse la inacción de quien, a pesar de todo, ganó las elecciones generales del pasado 20 de diciembre.

Sin embargo, lo que esperaban los electores que dieron su apoyo al PP era, al menos, un intento de diálogo, de negociación con unos y otros que mostrase un mínimo esfuerzo por gobernar el país. La operación es arriesgada para el Sr. Rajoy porque, aunque todo lo demás circulase en el sentido que él mismo calcula, no está claro que el presidente fuese ni el próximo candidato en un proceso electoral, si no quiere hundirse el PP, ni siquiera candidato en un eventual proceso de investidura posterior al 2 de marzo.

Por su parte, cada vez es más evidente que la intención de Podemos no es precisamente apoyar al PSOE en la investidura prevista. Las comparecencias del Sr. Pablo Iglesias, en las que rodeado de su corte de fieles y bajo una mezcla de falso Mesías a modo de la «vida de Brian» y de intérprete del oráculo de Delfos, día tras día lanza dardos envenenados al Partido Socialista en forma de imposiciones que previamente no han sido debatidas, ni mucho menos negociadas en ninguna mesa de negociación. Está en el Catón de la política que la mejor manera de decir que no se quiere negociar con alguien es mostrar voluntad de sí hacerlo ante los medios de comunicación y negar el pan y la sal en privado.

Ciertamente, Podemos deberá explicar muy bien a sus electores por qué razones no apoya un cambio de gobierno, aunque el Sr. Iglesias sabe bien que lo último que le interesa es facilitar el gobierno al PSOE y, menos aún con Ciudadanos de por medio.

La dirección socialista, una vez que también se esforzó en que el Rey le hiciese el encargo de formar gobierno, no puede llegar a la investidura sólo con sus 89 diputados, pero las opciones cada vez van siendo más escasas. Pero para el Partido Socialista llegar a la investidura sólo con 129 diputados (la suma con Ciudadanos) es muy peligroso, porque sería el primer candidato que no logra su investidura en la democracia y se trataría de un fracaso innecesario porque el resultado electoral indicaba esa operación de alto riesgo. En segundo lugar, porque debería rechazar la investidura si ésta saliese sobre los votos de los independentistas, ya sea apoyo activo, pasivo o «no presencial».

En unos días tiene previsto celebrarse una consulta a los militantes socialistas, pero quizá ni siquiera se pueda realizar, porque los afiliados al PSOE deberían ser convocados para votar «sí» o «no» a un acuerdo de investidura, es decir, a un entramado de pactos que haga que el 2 de marzo haya más votos a favor de Sr. Pedro Sánchez que en su contra. Someter a votación un acuerdo bilateral con un solo partido con el que no esté clara la investidura o, peor aún, sea muy probable su fracaso no tiene ninguna racionalidad y desde luego una utilización orgánica e interna de la militancia.

Entre el PP y Podemos intentan hacer un sándwich al PSOE, lejos de tener el papel principal en este sainete en que se está convirtiendo el momento político, se ha reservado para los socialistas un papel secundario con desaparición de la escena en el primer acto, por necesidades del guión. El Sr. Errejón acusó hace un par de días a los socialistas de tener temor a su formación política. Quizá no sepa este dirigente que los socialdemócratas llevan mucho tiempo batallando, por un lado a los partidos conservadores, y por otro a los radicalismos que han surgido en torno a una pretendida izquierda política, desde el anarquismo hasta el comunismo, pasando por los populismos, y que la potencia de las ideas del socialismo democrático siempre se han impuesto y son las que han hecho de Europa uno de los mejores sitios del mundo. Otros fracasaron en 1989.