Rosetta Forner
La vida sigue igual
Mañana finaliza 2015. A buen seguro que, muchos, visto el resultado de los comicios del 20-D entonarán: «Virgencita, virgencita, que me quede como estoy». Si algo puede ir a peor, lo hará. Salvo que hagamos algo diferente, desechemos lo que no sirve o causa problemas, e ideemos estrategias nuevas. Avanzan los años, hacemos promesas de mejorar esto o aquello. Empero, pasar de la teoría a la práctica es una ardua tarea vistos los resultados que exhibe la humanidad. El cáncer sigue existiendo, tanto el físico como el moral. Las guerras no cesan. El terrorismo se ha recrudecido. La trata de mujeres –los nuevos «campos de concentración del siglo 21»–, aumenta (ver libro «Puta no soy», escrito por Charo Izquierdo), la ansiada igualdad tiene cada día más enemigos. Divorcios, celos entre hermanos, pobreza material...¿La causa? Nos falta amor. Nos falta creer en nosotros mismos. Nos falta valor para atrevernos a ser lo mejor que nos ha pasado. Mientras sigamos siendo una sociedad servil en lugar de una sociedad civil, mientras esperemos que alguien (¿quizá los políticos?) nos solucione la vida, mientras usemos el recurso del «chivo expiatorio» y le echemos la culpa a otro (¿a los políticos?), no avanzaremos ni mejoraremos como sociedad. ¿Es todo igual de malo? ¡No! Afortunadamente, en el mundo abundan seres cuya alma luminosa está a rebosar de compasión por sus semejantes. Hay muchas personas, anónimas y famosas, que se esfuerzan por hacer del mundo un lugar mejor. Son personas centradas en la acción, que perseveran, persisten e insisten en luchar por alcanzar las metas, sin buscar culpables, sólo siendo responsables de los resultados –tanto de los deseados como de los no buscados–. No basta con desear algo, hay que desarrollar una estrategia para alcanzarlo y luego ponerse manos a la obra: «Los perdedores tienen una excusa y los ganadores tienen un plan» (palabra de experta en PNL). Si a finales de 2016 quiere haber mejorado, trácese un plan, y empiece el año poniéndolo en práctica. Por cierto, este año, vaya con cuidado, no sea que le entregue su «carta a los Reyes» a una «disfrazada», en cuyo caso le traerán una «carmenada». Nos deseo un venturoso 2016 (bisiesto). Que la fuerza nos acompañe.
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