Iñaki Zaragüeta

Las cuentas falsas

El problema de Artur Mas es que no se parece en nada a Gonzalo Fernández de Córdoba, conocido como el Gran Capitán. Ni en victorias, ni en currículum, ni mucho menos en prestigio. De ahí que su credibilidad se encuentre bajo mínimos y no pueda rendir cuentas al Estado como aquel militar histórico a Fernando el Católico tras las derrotas infligidas a los franceses en Nápoles. Por más que el presidente catalán intente disimular una falta de 4.000 millones de euros –da igual que sean mil, 2.000 ó 3.000 millones– en sus presupuestos bajo el falso concepto de «deuda histórica», no está en situación de imponerla y poder recurrir a aquella frase legendaria «por picos, palas y azadones cien millones» en aquella ocasión de ducados.

El Gran Capitán se había ganado la fidelidad y lealtad de todo su ejército y sólo él estaba en disposición de dar una contestación de esa magnitud al Rey católico. No es el caso de Artur Mas, que fracasó al adelantar las elecciones para conseguir una mayoría absoluta, reincidió en empeñarse para convocar una consulta y cosechó un exiguo apoyo, menor del 30 por ciento de la población. Y lo que es peor, con unas expectativas de dejar a Esquerra Republicana como partido más votado y a CiU en precaria situación. La actitud del Govern provoca un escenario de difícil asunción y, posiblemente, de ilegalidad. Sus descuadres económicos no pueden solventarse con ingresos al gusto. Mi amigo Rogelio señalaba ayer que el Gobierno tampoco puede asumirlo. ¿Entonces? Pues política al uso, que siga Cataluña haciendo de su capa un sayo hasta que reviente por uno u otro lado, o por los dos. Así es la vida.