Julián García Candau

Lealtad al club

Los jugadores del Madrid han salido a defender a su entrenador. Son buenos chicos. Obran en favor del club. No quieren participar en la división que existe en la entidad. Casillas, a quien Mourinho le busca un suplente que le pueda poner nervioso y hasta llevarle a la suplencia, ha mostrado lealtad al Madrid. Si lo que aparece es el nombre del míster, en el fondo se trata de defender al club, que está por encima de las veleidades del «Special One».

Entre los futbolistas y el entrenador hace tiempo que no existe lealtad inquebrantable. Sin embargo, ha llegado el momento en que, al menos en apariencia, hay que mostrar cohesión, comunión entre las partes. La visita del Atlético es la más incómoda de la temporada y la más delicada de las últimas tres campañas.

Mourinho se ha defendido con una Liga, una Copa y una Supercopa de España, pero esta temporada está a ocho puntos del Atlético y a once del Barcelona. Si las cifras son argumentos incontestables, más lo es la insatisfacción del público del Bernabéu, que no se acostumbra a padecer un juego insustancial. Lo más característico del sistema de Mourinho es jugar como un equipo modesto: al contragolpe.

En el Madrid no hay creación de juego. Entre otras razones, porque al responsable técnico no le gusta. Prefiere otra clase de fútbol. Y ahí es donde radica la diferencia que sostiene con los aficionados, que ya han comenzado a mostrar sus discrepancias en los graderíos. Mourinho se somete ante el Atlético a un gran examen.

Posdata. El Bernabéu no aguantaría la derrota.