José María Marco

Lecciones de Irak

Lecciones de Irak
Lecciones de Iraklarazon

A pesar de lo que la difusión de un vídeo insinúa –diez años después de los supuestos hechos–, los soldados españoles destacados en Irak hicieron algo más que maltratar a un detenido. Antes de que los españoles llegaran allí, junto con las tropas de al menos otros cuarenta países, los británicos y los norteamericanos ya habían derrocado a un dictador que había provocado una intervención internacional en 1991 y, en 1998, una oleada de bombardeos ordenados por Bill Clinton. Hace diez años, no se sabía si Sadam Hussein tenía o no tenía armas nucleares o químicas, pero la expulsión de los inspectores de la ONU dio a entender lo peor. Y Sadam Hussein no había dudado en utilizar armas químicas contra sus propios ciudadanos.

Lo que la intervención consiguió fue derrocar a quien era una amenaza para su país y para el conjunto de la región. Hoy Nuri al-Maliki y el régimen iraquí no suponen una amenaza. La situación no se ha estabilizado, pero casi todos los problemas a los que hoy se enfrenta Irak son idénticos a los que se enfrentan muchos países musulmanes, en particular aquellos que están explorando algo distinto a las dictaduras tradicionales, laicas o religiosas. Eso, que es un avance en muchas cosas y un retroceso en otras y que supone al menos la desaparición de los dictadores, es a lo que contribuyeron las tropas que estuvieron en Irak a partir de 2003, incluidas las nuestras.

El coste fue muy grande, pero el balance no es negativo y si se recuerda lo que era Irak hace diez años, el terror que hacía reinar Sadam Hussein, algunos lo juzgamos positivo. Hubo muchos errores, sin duda, desde la argumentación de la guerra a la imprevisión de lo que estaba claro que iba a ocurrir y a la gestión de la situación después de derrocado el régimen. La lección principal es intemporal: la necesidad de la prudencia. También es posible que las cosas hubieran sido distintas, incluidos los resultados de la llamada Primavera Árabe, si los países que dicen defender y promocionar la democracia liberal, como el nuestro, hubieran dejado claro que estaban dispuestos a hacerlo en Irak. La situación actual ha variado mucho, para bien, incluida la derrota de la ofensiva terrorista contra los países democráticos. Entre las lecciones de Irak, no debería estar la abstención de estos mismos países allí donde se les requiere. Hubo un tiempo –recuérdese– en que también ellos necesitaron la ayuda de los demás.