Carlos Rodríguez Braun

Llanto por Giancarlo Ibárgüen

La Razón
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Con mucho dolor escribo estas líneas en recuerdo de mi amigo Giancarlo Ibárgüen Segovia, bellísima persona y campeón de la libertad, que nació en Guatemala el 15 de octubre de 1963 y ha muerto allí antes de ayer, el 9 de marzo, víctima de la ELA, la esclerosis lateral amiotrófica, que minó su cuerpo pero no su inteligencia, entusiasmo y bonhomía, que mantuvo en plena y generosa actividad hasta el último momento.

Giancarlo, ingeniero y empresario, tuyo una brillante trayectoria profesional, y ocupó puestos destacados en instituciones tan representativas del liberalismo como el Liberty Fund o la Sociedad Mont Pèlerin. Pero hoy quiero concentrarme en su labor en un campo que no suele ser hospitalario con las ideas de los liberales: la enseñanza. En efecto, quienes han sido estudiantes o profesores en las últimas décadas saben que dichas ideas liberales están arrinconadas en el mundo educativo, donde es difícil encontrar profesores liberales entre la aplastante mayoría cultivadora de la corrección política, y desde luego es prácticamente imposible encontrar un centro educativo dedicado a la defensa de esas ideas. Pues bien, Giancarlo Ibárgüen estuvo muy involucrado precisamente en uno de esos pocos centros: la Universidad Francisco Marroquín de Guatemala. La Marroquín, fundada en 1971, fue el resultado de la valentía y amplios horizontes de un pequeño grupo de empresarios, en particular de Manuel Ayau, con este propósito inspirador: «La enseñanza y difusión de los principios éticos, jurídicos y económicos de una sociedad de personas libres y responsables». Y a esto se ha dedicado con gran éxito desde entonces, impulsada notablemente por Giancarlo Ibárgüen, que sucedió a Ayau como rector, y ostentó el cargo entre 2003 y 2013.

Hay que repetirlo, porque visto desde España parece increíble: se trata de una universidad privada, exitosa y liberal... en Guatemala. A menudo desde España tenemos una actitud paternalista hacia América Latina, como si estuviéramos en condiciones de enseñarles muchas cosas. Desde luego no podemos enseñarles a promover los altos estudios universitarios en los valores de la libertad: en ese campo tan importante son ellos los que nos pueden enseñar a los españoles. Hablando de España, los creadores y dirigentes de la Universidad Francisco Marroquín han tenido siempre mucha relación con nuestro país y con los liberales españoles. Uno de ellos, el doctor Gabriel Calzada, sucedió a Giancarlo y es el actual rector de la Marroquín. La necesidad de defender la educación de calidad y los principios de la libertad estuvo siempre presente en la mente de Ibárgüen, y nos lo recordó al recibir en 2011 el Premio Juan de Mariana, el más importante galardón del liberalismo en España (aquí su discurso: https://goo.gl/jxxHRv). También colaboró Giancarlo en la rama española de la UFM, el Centro OMMA de Madrid, en donde un grupo de profesores liberales actualmente damos clase. Descanse en paz, Giancarlo, campeón de la libertad y de la educación en libertad, y un cariñoso abrazo para su familia y sus muchos amigos, que también son los míos, en Guatemala, España y varios países del Norte al Sur de América.