César Vidal
Lo sabe hasta Biden
Durante los últimos días ha saltado a algunos medios de comunicación un enfrentamiento en el seno del PP relacionado con la política impositiva más adecuada. Mientras que algunos han defendido, siquiera apelando a una supuesta necesidad, las más de treinta subidas de impuestos perpetradas por Montoro; otros se han sumado a la petición de Esperanza Aguirre en el sentido de que lo mejor que podría hacer el Gobierno de Rajoy sería cumplir con el programa electoral del PP. El Gobierno de Esperanza Aguirre ha sido, desde luego, un paradigma de lo que se puede conseguir rebajando impuestos. Aguirre bajó los impuestos siempre que tuvo ocasión, como en el caso del tramo autonómico del IRPF, que es en estos momentos el más bajo de España, o en el Impuesto de sucesiones y donaciones que tiene exento el 99% en la región. A tan sensatas medidas se une que Madrid es la única región que no aplica el impuesto de patrimonio por la decisión personal de Esperanza Aguirre, después de que ZP recuperase esa figura impositiva a finales de 2011. Semejante política impositiva no sólo ha convertido a Madrid en la región con menor déficit desde 2007 y en la que menos deuda pública acumula en términos de porcentaje sobre el PIB, sino también en el destino de inversiones extranjeras como Eurovegas o en el domicilio fiscal ansiado por personajes tan significativos como alguno de los hijos de Jordi Pujol. Imagino que algunos dirán que, a fin de cuentas, Esperanza Aguirre es una liberal fanática. Me atrevería a decir que es una pragmática exenta de sectarismo y, precisamente por ello, abrazó las recetas liberales hace décadas. Una de las pruebas de que es así se puede ver en la siguiente declaración: «En medio de una recesión, cuando estamos intentando remontarla y la tasa de desempleo está todavía en el 9,7 por ciento, la idea de subir los impuestos es una receta para el desastre». Las palabras no son de Carlos Rodríguez Braun, de Federico Jiménez Losantos o de Alberto Recarte. Son de Joe Biden, el vicepresidente de Barack Obama, que podrá ser demócrata, pero no es un suicida en materia económica. Sí, lo crean o no los corifeos de Montoro, cuando se desea salir de una recesión y la tasa de desempleo es elevada –aunque sea menos de la mitad de la española– subir impuestos es el camino seguro hacia la catástrofe. Lo sabe hasta una persona tan poco sospechosa de liberal como Joe Biden.
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