José María Marco
Los discípulos aventajados
Hay varias maneras de intentar comprender lo que está ocurriendo en los ayuntamientos y las comunidades gobernados por la coalición Podemos-PSOE. Una de ellas es, pura y simplemente, quedarse en la astracanada, en el teatrillo estupendo de la regeneración.
Aun así, es mejor esforzarse por entender los mensajes que se están enviando mediante el esperpento, y no siempre en contradicción con éste. En realidad, los nuevos partidos no están intentando, al menos por el momento, cumplir un programa. Según ha declarado Manuela Carmena, los programas son una sugerencia, una forma de invitar a la ciudadanía a nuevas fórmulas de participación, más imaginativas y más democráticas. A partir de aquí primará la fibra sentimental, combinada con la evocación de la lucha de clases (las madres limpiadoras y la libertad de asaltar capillas...), la sustitución del capitalismo por el consumo y el emprendimiento solidario y colaborativo, la escucha de las propuestas y las exigencias ciudadanas... Todo dentro de la estricta ortodoxia retórica de la nueva política. Habrá que ver qué emociones se pulsarán para mantenerla viva.
Otra línea que conviene seguir con cuidado es la del aterrizaje de los nuevos políticos en la realidad, en particular en un terreno tan duro como la política municipal. Las cosas se han acelerado mucho en este punto. De pronto, ya no va a haber banca pública, ni remedios de urgencia para las hambrunas que azotan a la población española. Veremos hasta dónde llegan las rectificaciones y, lo que es más importante, cómo se explican o –al revés– se disimulan mediante la demagogia. Sin duda que van a intentar actuar con cuidado, sabiendo que de estos meses va a depender su capacidad para influir en el próximo gobierno... o gobernar ellos mismos, con el PSOE de monaguillo.
La posición de los socios de Podemos es, claro está, otro de los puntos de interés para los meses que vienen. De atenernos a las declaraciones de los socialistas, en particular las de los representantes municipales madrileños, se deduce que estos carecen de una estrategia que les permita mantener su propia posición. Una vez aliados con quien sea para echar al PP del poder, tendrán que elaborarla a toda prisa. El PSOE ha recuperado parte del poder perdido, pero quien va ganando la partida son sus nuevos amigos. Y por ahora todo, incluso parte de los excesos, juega a su favor. Los discípulos llevan ventaja a los maestros, desesperados de ver cómo pasa el tren de la eterna juventud.
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