Política

José María Marco

Los escraches del Partido Socialista

La Razón
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Quien esto firma fue testigo de la llegada de Raúl Morodo como embajador de España a Caracas. Morodo era un embajador «político», como se suele decir, y su nombramiento, a primeros de julio de 2004, atestiguaba el interés de Rodríguez Zapatero y su Gobierno en abrir unas nuevas relaciones con quienes prometían implantar un nuevo paraíso socialista en América Latina. Ni Rodríguez Zapatero, ni su Gobierno, ni Morodo iban a ser los únicos españoles interesados en la experiencia bolivariana.

En estos días hemos visto cómo Felipe González ha viajado hasta Venezuela para apoyar a los opositores encarcelados por Nicolás Maduro, el imitador y sucesor de Hugo Chávez. Felipe González –como también ha estado haciendo Aznar, desde otra perspectiva y con otros instrumentos– se ha comprometido personalmente en la defensa de unos presos políticos, en la cárcel por decisión arbitraria de un régimen que ha utilizado la democracia para acabar con la libertad en su país. No sólo se le han puesto toda clase de dificultades. También ha tenido que enfrentarse a un escrache chavista, exactamente igual que los practicados a políticos del PP por la izquierda radical española.

Es la misma extrema izquierda que el PSOE liderado por Pedro Sánchez parece dispuesto a aupar al poder, en Madrid o en Valencia, por ejemplo. Y es en Valencia, precisamente, donde tiene su sede la veterana Fundación CEPS (Centro de Estudios Políticos y Sociales), que se ha empeñado en intervenir y participar en los experimentos de democracia radical de Latinoamérica, muy en particular, aunque no únicamente, en Venezuela. La RAZÓN tuvo acceso y publicó en su día algunos documentos sobre este asunto. Estos documentos iban más allá del conocido compromiso de CEPS con un trabajo teórico, ideológico o puramente político. También vinculaban a la Fundación con cuestiones muy precisas, como la elaboración de un argumento propagandístico que justificaría ante la opinión pública el endurecimiento de las medidas del Gobierno venezolano contra la oposición.

Como es bien sabido, en CEPS participaron personas muy destacadas de Podemos, como Pablo Iglesias e Íñigo Errejón, y aunque la Fundación niegue su vinculación con el partido político, es evidente que existe, como mínimo, una coincidencia ideológica y estratégica. Así que el PSOE se dispone a dar el poder, o a recibirlo, de una organización que está muy próxima a quienes, además de haber empobrecido y corrompido de arriba abajo la sociedad venezolana, proceden a encarcelar presos políticos para sembrar el terror entre la oposición. Ésos son los amigos de Pedro Sánchez.

El viaje de Felipe González a Caracas para defender a esos mismos pesos políticos encarcelados por los amigos de los probables socios de su sucesor en la secretaría general del PSOE cobra así una dimensión nueva. Más allá del compromiso de González con los derechos humanos en Venezuela, está el hecho de que en España, el mismo partido de González pretende hacer creer a la opinión pública que los pactos con Podemos refuerzan su posición y equivalen a una victoria. Sin embargo, Felipe González es el único socialista que ha conseguido varias mayorías absolutas (los demás no han conseguido ninguna). Su viaje a Caracas también puede ser entendido como un aviso acerca de cómo se consigue gobernar en nuestro país. El PSOE, parece decir González, tendrá que hacer algo más que seguir el guión escrito por Podemos.