Catolicismo

Los jóvenes del futuro

La Razón
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Con una de sus proféticas iniciativas san Juan Pablo II decidió que el Domingo de Ramos se celebrase en toda la Iglesia la Jornada Mundial de la Juventud. A la espera de la que tendrá lugar en Panamá del 22 al 29 de enero del 2019 este año la JMJ sólo será festejada a nivel de las iglesias locales.

Francisco no ha querido, sin embargo, que el 9 de abril no produzca en las nuevas generaciones el impacto que merece. Por eso les ha dirigido un vigoroso mensaje que «L’ Osservatore Romano», que no es un periódico sensacionalista, ha titulado como «Plegaria Revolucionaria». El Santo Padre tiene aún impresas en su memoria y en su corazón las experiencias de la última JMJ que tuvo lugar en Cracovia y, al mismo tiempo, piensa ya en la asamblea del Sínodo de los Obispos que en octubre del 2018 estará totalmente dedicado al tema «Los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional». Este último entendido no en sentido restrictivo –a la vida religiosa o sacerdotal– sino más amplio; es decir la necesidad de que cada joven sepa discernir el camino por el que Dios le llama a vivir su fe. Bergoglio inspira su mensaje en el «Magnificat» el himno de María cuando ya lleva en su seno a Jesús el redentor y sin embargo acude premurosa a visitar a su anciana prima Isabel igualmente encinta. «Es la de María una plegaria revolucionaria –escribe– el canto de una joven llena de fe, consciente de sus límites pero confiada en la misericordia de Dios». Nadie podrá decir que este Papa no conoce el mundo juvenil al que se dirige invadido por los «reality show» televisivos y por mil solicitaciones a vivir el momento, prisioneros a veces de su pasado olvidando, como les dice, que «la perla nace de una herida de la ostra». «Jesús con su amor –añade– puede curar nuestros corazones transformando nuestras heridas en auténticas perlas».

Lo que Francisco plantea a la juventud del siglo XXI es que sea capaz de aceptar el reto que supone crear un mundo nuevo «más justo, menos cruel y más humano». Eso requiere valentía, sueños e ideales que hagan caer «los muros del inmovilismo». Un programa, de verdad, revolucionario.