César Lumbreras

Los jóvenes y el campo

Uno de los principales problemas del campo español es el envejecimiento de los agricultores y el escaso relevo generacional, porque hasta ahora los jóvenes no querían ejercer la actividad agraria. Además, en los últimos años se ha demostrado que tanto la política de la UE para favorecer la incorporación de jóvenes como la nacional puesta en marcha en España por la Administración central y las comunidades autónomas han fracasado. De todo lo anterior se deduce que es necesario cambiar la normativa actual, y la reforma de la PAC que se negocia ahora es una buena ocasión para ello.

Debe apoyarse a los jóvenes para que logren formar explotaciones viables y, para ello, hay que utilizar tanto el «primer pilar», con ayudas financiadas íntegramente por Bruselas, como el «segundo pilar» o política de desarrollo rural, que cofinancian las arcas comunitarias y de los estados miembros.

No obstante, tal y como están estas últimas, por lo menos en el caso de España, será mejor centrarse en las primeras.

Según un estudio de COAG, en 2012 se presentaron en España 5.803 solicitudes de ayuda para la incorporación de jóvenes. Lo importante es que esa cifra supone un incremento del 79 por ciento con respecto a la media del periodo 2007-11.

Este aumento no se debe tanto a que, de pronto, los jóvenes hayan descubierto el campo, sino a la combinación de una serie de factores, como la alta tasa de paro juvenil, la ausencia de alternativas laborales en las zonas rurales (y también en las urbanas) y al potencial de crecimiento del sector agroalimentario. El problema radica en que no se han aceptado todas por los recortes presupuestarios. ¡Ojalá se aproveche la coyuntura para arreglar la situación!