Julián Redondo

Los magos del balón

AFlorentino, a Rosell, se les caía la baba; como a Del Bosque y a Guardiola; ¿a Mourinho? Seguramente, no. A Casillas le han elegido por quinto año consecutivo mejor portero del mundo y su entrenador no le ha felicitado, le ha sentado en el banquillo. El «once» del año para la FIFA lo copan jugadores de la Liga: cinco del Madrid, cinco del Barça y uno del Atlético. A Florentino, a Rosell y a Gil Marín se les caía la baba. ¿A Mourinho? Seguramente, no. Estaba trabajando. El Celta le quita el sueño, quizá menos que la selección de Portugal; lo suficiente para no aceptar la invitación de la FIFA para la fiesta más grande del fútbol fuera de los terrenos de juego. Intuía que, aunque nominado al mejor entrenador del mundo en 2012, no iba a ganar. No fue. Acudieron sus adversarios, Guardiola, que hubiese dado el premio a Del Bosque, anticipó, y Del Bosque, que lo recibió. Vicente ennoblece este deporte, no sólo con palabras como éstas: «Defendamos la ética y mejoremos la conducta personal». A Casillas, Piqué, Ramos, Alonso, Xavi e Iniesta, seis españoles en el «once» ideal, media docena de los magos del balón que de cuando en cuando entrena él, se les caía la baba. ¿A Mourinho? ¿Qué más da? Hay que saber perder, y ganar. Lo que es el fútbol, victoria y derrota, inexplicable sin ellas. También emoción, disciplina, valores, no psicopatía, ni envidia, ni siquiera alguna variedad del síndrome de Asperger, como ese egocentrismo que muestra muy poca preocupación por los demás y una acusada falta de conciencia por el punto de vista de los otros. Y el Balón de Oro, Messi (ni mención a Cristiano; otro feo detalle). La verdadera lástima, Iniesta.