Toni Bolaño
Los pecados capitales
En las últimas 48 horas se han juntado los siete pecados capitales en la política catalana.
Gula. La Asamblea Nacional Catalana se lo quiere comer todo y exige fecha y pregunta independentista. No tienen en cuenta que en democracia «cuentan los votos y no las manifestaciones», como dice Duran Lleida. El único que lo dice, por cierto.
Avaricia. Oriol Junqueras demostró su talante. Como no se llevaba el gato al agua en la reclamación de competencias al Congreso para celebrar la consulta, rompió la baraja. Sólo se pedirán cuando haya consenso –el suyo, seguramente– sobre la pregunta.
Pereza. El presidente Mas sigue de viaje en la India. El que será primer ministro, Rahul Gandhi, lo ha dejado tirado por un acto político. Está inmerso en campaña electoral. También Mas se ha quedado en la cuneta en la «importantísima reunión» prevista con el ministro de Telecomunicaciones. La ineficacia y la pereza de los que hacen la agenda presidencial es más que evidente.
Soberbia. El gobernador del Banco de España dice que la banca catalana quebraría si se independizara Cataluña porque no podría acceder a recursos. Mas contesta a Luís María Linde afirmando que Cataluña podría vivir como Noruega o Suiza. Estas afirmaciones o se hacen desde la ignorancia o desde la mala fe, porque el presidente oculta que Cataluña tiene los mercados financieros cerrados.
Envidia. Mas demanda a Linde neutralidad utilizando el estigma «consejos doy pero para mí no tengo». El presidente reclama la neutralidad que él ni tiene, ni practica, sobre un proceso que pretende una consulta «sobre la independencia» cuando en realidad es una consulta «para la independencia».
Lujuria. El proceso de transición nacional es la historia de fidelidades e infidelidades. Los cambios de cama están a la orden del día. Amores y desamores saltan por doquier. Aunque no sabemos si es amor, o sólo sexo.
Ira. Y a todo esto, todo el mundo está cabreado. Los independentistas porque no alcanzan la independencia. Los federalistas porque no hay manera de cambiar la Constitución. Los confederados porque esperan que alguien les proponga la Confederación. Los autonomistas porque esto no «pita». Mas ha conseguido su sueño. Ha dividido la sociedad catalana. Todo para que gane ERC. Encuestas dixit.
Paren el tren, que yo me bajo. ¿Me acompañan?
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