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Los plomos

La Razón
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Primero, los resultados inconcebibles, catastróficos, y después los morritos de Benzema y de Cristiano al ser sustituidos. El despacho de Zidane es Houston, y así los problemas. El equipo sufre caídas de tensión impropias de su especie. En el campo se le funden los plomos y en el vestuario la armonía, en la senda de la competición, se desvanece. Demasiados errores, demasiados puntos perdidos –24 en 21 partidos– y demasiados inconvenientes a siete días de la visita del PSG, que lleva marcados esta temporada 121 goles, mientras el Madrid sólo en siete encuentros ha conseguido mantenerse imbatido.

Ramos ha detectado el problema: grosso modo, faltan garra, combatividad y pierna dura, lo que en román paladino viene a ser meter el pie. El equipo se arruga y no corre. Peligro.

Ejemplos de todo lo contrario: Las Palmas de Jémez, con una presión agobiante, asfixió al Atlético en el Metropolitano mientras le duró el oxígeno. El Barça no deja respirar al contrario con tres jugadores encima del que lleva la pelota. Son muy pesados y persistentes. Ganan. No pierden. Cuando el Madrid recula no cierra espacios ni presiona. Tiembla.

Es un chollo. El Levante le ha empatado los dos partidos de Liga, donde suma en 22 encuentros seis empates y cuatro derrotas. Desastroso. Y lo peor es que llega el PSG, dispuesto a aprovechar semejantes facilidades. Este Madrid no muerde. Es frágil, le apura el Fuenlabrada, le aprieta el Numancia y le elimina el Leganés. Es goleable. Se rompe y en plena demolición Zidane no es capaz de sujetarlo, de amalgamarlo, ni acierta con los fusibles de recambio. Espabila o adiós.