Francisco Marhuenda
Los reinos de taifas de la Junta de Andalucía
Lo que parecía un gesto de fuerza de la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, quedó en un ridículo espantoso. Hemos asistido a unos fuegos de artificio donde ha hecho un ridículo espantoso. La líder socialista ha cultivado una imagen centrista, aunque proviene del socialismo sevillano que es el sector más duro e izquierdista del PSOE andaluz. Ha cultivado la imagen de una mujer joven de origen humilde que ha escalado hasta el alto del poder. Han sido más gestos de cara a la galería que realidades, porque sigue siendo el socialismo de siempre y además con una férrea alianza con el gazpacho indigesto que representa IU donde están los antisistema más duros y recalcitrantes. Al final, la esperanza se ha desvanecido y Susana Díaz es más de lo mismo, aunque sea suave en las formas e intente parecer dialogante. La derrota frente a IU ha sido realmente estrepitosa. Durante unas pocas horas parecía que estaba dispuesto a romper el pacto de gobierno e incluso afrontar unas elecciones anticipadas, quizá dentro de una estrategia para reafirmarse al frente de la Junta de Andalucía, pero al final han primado los intereses partidistas y el gobierno andaluz seguirá siendo un reino de taifas.
La taifa de Diego Valderas, líder de IU en Andalucía y vicepresidente de la Junta, cuenta con otras taifas en su interior como la que encabeza el pintoresco alcalde de Marinaleda, Juan Manuel Sánchez Gordillo, que tiene planteamientos políticos propios de la Albania de Enver Hoxha. Es una lástima que no se haya roto el pacto y se convocaran elecciones anticipadas, porque hubiera sido una buena oportunidad para el líder de los populares, Juan Manuel Moreno. Andalucía necesita una profunda renovación política, ya que la tuvo en el ámbito municipal y provincial donde el PP controla la mayor parte de ayuntamientos y diputaciones. La gestión de los populares ha sido muy acertada, a pesar de las dificultades de la crisis que ha sufrido España. Andalucía necesita abandonar el viejo y rancio caciquismo del PSOE, que ha sido un lastre para su desarrollo y modernización. El despilfarro y la mala gestión han impedido que se aprovecharan los momentos de crecimiento para realizar políticas eficientes y modernas, ya que se ha preferido mantener unas prácticas que le fueron efectivas electoralmente pero letales para los intereses andaluces. Susana Díaz ha mostrado con la crisis con IU que no lidera el gobierno andaluz sino únicamente la taifa socialista. No parece, tras este fracaso, que sea la líder que necesita el PSOE español. Rubalcaba pude descansar tranquilo.
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