F. C. Barcelona
Maleducados
En el Camp Nou impidieron la entrada a un aficionado perico porque vestía una camiseta del Espanyol. Los censores no lo hicieron por inquina, es de suponer, sino por preservar la seguridad del hincha, no fueran a arrearle un mandoble. A instancias de la Real Federación Española de Fútbol, la delegada del Gobierno en Madrid prohibió a los seguidores culés que entraran al Calderón con esteladas en la final de Copa. Ni siquiera consideró conveniente añadir un anexo a la resolución para rogar a los aficionados de uno y otro club –quizá porque con el Sevilla era innecesario– que respetaran al Rey y al himno.
Tampoco los directivos del Barcelona, que hasta que un juez de Madrid ha liberado de las cadenas a la bandera independentista dudaban si acudir al partido, han lanzado a estas horas un comunicado exigiendo el debido respeto a los símbolos de la Nación. En cambio han dado sobradas muestras de mala educación. Cuando la Federación les citó en Madrid a la reunión cumbre para organizar la final no se presentaron. Ni avisaron de su ausencia. LaLiga organizó ayer en la sede madrileña de Garrigues un acto de homenaje a los clubes españoles, a sus dirigentes, y preparó cinco placas de reconocimiento para los más representativos de esta temporada o quienes han llegado más alto. Asistieron Enrique Cerezo, Miguel Ángel Gil y Clemente Villaverde, del Atlético; Pepe Castro, el hombre más felicitado, del Sevilla; Emilio Butragueño, del Madrid, y Fernando Roig, del Villarreal. Del Barça, nadie. En esta ocasión tampoco advirtió de su ausencia. Dos plantones institucionales en una semana a dos organismos tan diferentes como antagónicos, laLiga y la Federación. Una marca difícil de igualar. Y luego nos quejamos.
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