Restringido

Maravillosa minoría

La Razón
La RazónLa Razón

Sin darnos cuenta todos pertenecemos a minorías. Por ejemplo, somos minoría los fumadores de puro. Somos minoría los fieles al gintónic desde hace más de 35 años (más allá de la moda de condimentarlos con ensaladas de fruta). Usted, querido lector, tal vez pertenezca a una profesión minoritaria; yo no puedo decir lo mismo porque en España tenemos más abogados y bares que el resto de la UE junta.

Además, aquí en Cataluña, algunos pertenecemos a una «Maravillosa Minoría» que se llama Real Club Deportivo Español. Pertenecer a esa minoría es una opción guiada por un sentimiento. No ganamos apenas títulos, no vemos un fútbol espectacular casi nunca y, si además, pagas varios carnets, un parking y haces que toda tu familia sea accionista te cuesta una pasta.

Pero es un sentimiento, y resulta de muy escasos valores ofender a los sentimientos de una minoría cuando se hace ganando 20 millones de euros al año, a través de la ofensa a unos compañeros de profesión que a veces tienen problemas para cobrar a fin de mes.

Yo no me siento ofendido sencillamente porque a mí no me ofende lo que haga o diga un jugador de futbol, pero constato como un acto de prepotencia ofender la dignidad de otro jugador de un equipo rival. Además en general los prepotentes (sujetos por los que siento una especial animadversión) suelen ser personas acomplejadas por muchos goles que metan.

Allá cada cual con su concepto de los valores, yo esta noche bufanda al cuello al campo del Español a animar a mi equipo con toda mi familia. Maravillosa minoría pero digna muy digna