Julián Redondo
Marca España
Mundial de Vela en Santander, Mundial de Tiro en Granada, Mundial de Ciclismo en Ponferrada, el de Baloncesto... España compite y sabe organizar acontecimientos de la máxima exigencia internacional que coinciden en el tiempo. España es un hervidero de torneos universales en su día «adquiridos» como soporte de Madrid'2020 para los Juegos Olímpicos. La economía, eso tan importante que James Carville, asesor de Bill Clinton, arrojó a la cara de Bush padre cuando le espetó aquello de «es la economía, estúpido», pues eso precisamente es lo que inclinó al COI a hacer la cama a la candidatura madrileña y acostarse con Estambul, primero y, tras breve escarceo en el Cuerno de Oro, empiltrarse definitivamente con Tokio. Falló el tercer intento madrileño y en el año en curso empezaron a venirse abajo leyendas a priori indestructibles: la Roja, la Selección de baloncesto y, para remate con doble falta en el punto definitivo, la de tenis. Los de fútbol y básquet compitieron mal, los otros desertaron, la «Armada» naufragó en Brasil y bajó a segunda. Toca purgar en tenis las culpas de los ausentes. Mas como no sólo de esos deportes vive la Marca España, hay un elenco de deportistas que no baja la guardia y prosigue la conquista de las cimas más elevadas. Los chicos de las motos y Gómez Noya, Toni Bou y Contador. Ellas arrasan: Carolina Marín, Mireia, las sirenas del waterpolo, las jabatas del fútbol –por vez primera clasificadas para un Mundial– o la tiradora Fátima Gálvez. No son los ríos de tinta que desbordan Casillas, los Gasol o Nadal; pero mantienen la marca en el cielo y el tipo en la tierra. Del año 2020, la noticia es la renovación de Varane. Bueno para el Madrid.
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