Julián García Candau

Más alegría

Ancelotti tuvo la osadía de decir que como juega el Madrid no se puede hacer peor. Schuster tuvo la suya cuando puso a su equipo en el campo sin complejos. El entrenador madridista, ante las constantes críticas sobre la ausencia de la excelencia de juego que se le pide y prometió, hizo un acto de contrición tal vez pensando que ello puede dar al alma su salvación. Y no es ésta la cuestión. Ancelotti empieza a estar en el campo de los condicionados por los resultados. Ayer cambió radicalmente el equipo. Acertó plenamente con Carvajal en la derecha. El lateral y el extremo, Di María, se relevaron constantemente y crearon buen juego y emociones. Por la izquierda penetró Marcelo y por el centro se desvivió Morata para convencer al personal de que entre su estajanovismo y la función contemplativa de Benzema hay que decidir. El canterano inclinó a su favor la conveniencia de su alineación.

Ancelotti creyó en Isco e Illarramendi en la zona media junto a Khedira, que también luchó con ansias de canterano. El equipo jugó más compacto y acabó por acorralar el Málaga, que de su área salió con peligro. Cristiano no tuvo el punto de mira afinado y Caballero fue el mejor de su equipo. El Madrid cayó con facilidad en el fuera de juego y el portero estuvo inmenso.

Mejoró el Madrid y ganó con un centro de Di María y un penalti a lo Muñiz que pitó Ayza Gámez. Se lo hicieron a Bale. En quince minutos sólo se le vio caerse en el área. Morata, Illarramendi, Carvajal y Jesé, la alegría de la casa.