Restringido

Más argumentos para Rajoy

La Razón
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Cuentan que un empresario catalán comentó en una ocasión al entonces presidente del Partido Popular de Cataluña, Josep Piqué: «Es usted un producto muy bueno con una marca pésima». Naturalmente, aquel emprendedor se refería al PP. Los dirigentes populares han vivido desde entonces con ese complejo. Ahora, Mariano Rajoy afronta otra oportunidad para sacarse la espina. Además, el desvarío del bloque independentista, coronado con el fracaso de Artur Mas, y el desesperado ataque al Estado de Derecho de la mano de Podemos, ERC y la CUP, dan argumentos al líder del PP para «convencer» al PSOE de que su mejor salida es una negociación que permita su investidura.

Ante el escenario abierto en Cataluña, los conceptos manejados siempre por Rajoy, como «mayoría», «sentido de Estado», «moderación» o una «España en la que cabemos todos» toman aún más sentido. Incluso para ser escuchados atentamente por los socialistas. En ello precisamente ha venido confiando el presidente del Gobierno desde el 20-D: en lograr con el PSOE un pacto de Estado para una legislatura corta; centrada, sí, en una apuesta clara por la unidad y la soberanía nacional, pero también en proseguir con reformas de calado, sin descartar la constitucional. Su cálculo pasa por las consecuencias autodestructivas que tendría para el socialismo echarse en brazos de podemitas, bildus, esquerras y convergentes con tal de aislar al PP.

También, el margen de maniobra de Pedro Sánchez se ha diluido en el «No» de las CUP a Mas. El escenario que el secretario de Organización, el estratega riojano César Luena, siempre se resistió a contemplar resulta ahora mismo de pesadilla para los intereses de la atrincherada Ferraz. Para acariciar siquiera La Moncloa, el líder del PSOE necesitaría de entrada el favor de los catalanes de Ada Colau, que jamás se lo darán sin el compromiso firme de celebrar un referéndum de autodeterminación. Incluso precisa de la abstención de los de Oriol Junqueras o de Mas en Madrid. Imposible contar en las Cortes, para alcanzar el poder, con aquellos que aspiran a aprobar en el Parlamento de Cataluña leyes de desconexión con España.

El renovado desafío catalán aumenta la presión sobre Sánchez para que facilite a Mariano Rajoy formar un Gobierno «tutelado» por los 90 diputados socialistas, con el sí o la abstención del PSOE junto a Ciudadanos. No le queda otra. Cualquier otra opción constituiría una irresponsabilidad que abocaría al PSOE a quedar reducido a poco más que una fuerza de presencia regional, y que el propio país pagaría muy cara. Con esa premisa sobre la mesa y una vez que Pedro Sánchez recorra su vía catártica, Rajoy podrá abrir una negociación en serio con los socialistas. Para entonces, tal vez Susana Díaz y sus partidarios habrán marcado el imprescindible camino a seguir por el partido. El entorno monclovita confía en ello, habida cuenta de lo deterioradas que están las relaciones entre el presidente del Gobierno y el secretario general del PSOE.

Con este rearme táctico, a Rajoy le convendría que se acelerasen los plazos del primer pleno de investidura, incluso sin tener asegurados los votos de una mayoría absoluta, para iniciar esos dos meses legalmente establecidos desde la primera votación. Ya llegará luego el momento de forzar la negociación para, finalmente, formar Gobierno. Esa fase de tiras y aflojas con los socialistas, según cálculos del equipo de La Moncloa, podría arrancar a principios de febrero. Y de fracasar este plan, incluido además un eventual intento de Sánchez de ser investido, a Mariano Rajoy ya sólo le quedaría afrontar unas nuevas elecciones que, entre distintas fechas ya barajadas, podrían ser el 30 de mayo.