Iñaki Zaragüeta
Mas distorsiona la realidad
Artur Mas y sus cuates separatistas han logrado, lo reconozco, trasladar a sus paisanos una serie de premisas distorsionadoras de la realidad que no hacen otra cosa que complicar el panorama ya revuelto del escenario catalán. Por ejemplo, antes de llevar la cruzada al punto crítico inculcó a grandes sectores de su sociedad el derecho al voto de decidir bien separado de la posición personal a favor o en contra. Un avance que le ha dado resultados.
Desde este punto se explica por qué algunos catalanes, entre ellos un amigo mío, reclaman la potestad de acudir a las urnas para votar «no» a la independencia. Una situación de por sí incongruente. Eso sí, no tiene respuesta cuando reflexiono ante él «¿cómo puedes exigir una ilegalidad, como es la celebración de un referéndum, para votar que «no»? Si estás en contra de la secesión, deja las cosas tal cual y no demandes imposibles». Su silencio presenta una doble interpretación: o le han metido en una encrucijada con la correspondiente ingenua aceptación o está escondiendo su postura a favor del «sí».
La confusión se agranda cuando me inquiere ¿entonces qué debo votar? «Amigo, esa interrogante la tienes que resolver tú mismo. En cualquier caso, si de ninguna manera quieres votar al PP y estás en contra de la independencia, la primera conclusión es que no puedes quedarte en casa; la segunda es que Ciudadanos la Unió de Duran Lleida son tus opciones».
Pienso en el lío en forma de conflicto en el que se ha metido Artur Mas y, con él, a millones de personas y me viene a la memoria aquella frase que alguien pronuncia en «El padrino»: «No me gusta la violencia. Soy un hombre de negocios; la sangre resulta muy costosa». Así es la vida.
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