Partidos Políticos

Matar a besos

La Razón
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Cuando se aborda la orilla de la planificación estratégica, materia insustituible en el ámbito organizativo, ya sea empresarial, político, o de cualquier otra índole, hay que diferenciar claramente entre diversos conceptos.

No es lo mismo la misión, la visión, que los objetivos o las metas. En realidad, todos responden a la pregunta de qué es lo que se quiere conseguir.

La visión es lo que se quiere a largo plazo, se trata del sueño en modo «visionario». Las metas definen el lugar al que debemos llegar en el medio plazo y los objetivos son nuestro propósito a corto plazo, podemos definir múltiples objetivos para alcanzar una meta.

Pero, para conseguir el lugar ideal hay que aplicar una estrategia, es decir, hay que planificar anticipadamente las posibles acciones que van a posibilitar cumplir los objetivos y, por ende, las metas.

Podemos es un partido político nacido en los laboratorios de la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad Complutense de Madrid y en los ensayos experimentales realizados en algunos países latinoamericanos, no sólo en Venezuela. Es decir, tanto su origen como su desarrollo responden a un método y a una planificación completa y concreta.

Para entenderlos en su práctica política diaria hay que diseccionar algunos elementos de su construcción: Podemos quiere el poder, esa sería la visión del Sr. Iglesias. Eso no es simplemente el gobierno, todo el que ha tocado de cerca la política sabe que en ella reside una parte importante del poder, pero no la de mayor peso.

Es consciente de que para llegar a alcanzar ese horizonte deseado tiene que lograr algunas metas, la más importante de todas ellas es ocupar el lugar electoral en el que hoy reside el PSOE, otra es cultivar un clima mediático y empresarial en el que se le visualice como primer ministro.

Sólo en esa clave se entiende la cena «secreta» entre el Sr. Oriol Junqueras y el líder podemita, en la que ejerció como anfitrión el Sr. Jaume Roures. En un análisis descuidado podría interpretarse que cada cual tiene su propia obsesión, el referéndum para los de ERC y una nueva moción de censura para los de Podemos y que, como mucho, se limitaron a exponerlas. Sin embargo, estos movimientos tienen mayor calado.

En primer lugar, siempre se acaban filtrando los encuentros «discretos» con el Sr. Junqueras. Se supo el que tuvo con el Sr. Pedro Sánchez y también el del pasado sábado con el Sr. Iglesias.

Ha trascendido que este último está removiendo una nueva moción contra el Sr. Rajoy y, además, parece que defiende que sea el Sr. Sánchez el candidato. Como los números no salen, propone sumar el apoyo de los independentistas.

Puede parecer el empecinamiento para echar a la derecha del Gobierno, pero es una nueva estrategia para conseguir el desgaste del Partido Socialista. Lo que más le gustaría a la dirección podemita es ver al PSOE inmerso en un debate interno sobre si aceptar o no una moción de censura con Podemos y los independentistas. Conoce bien la psicología de las personas e intenta confrontar las ambiciones de algunos con las posiciones políticas de los demás.

El Sr. Iglesias sabe del valor de las encuestas, las ha sufrido en sus propias carnes, en ocasiones, le han infravalorado y en otras, peores, le han pronosticado resultados mucho mejores que los que ha obtenido. También sabe que confrontando con el PSOE no le ganará nunca en las urnas y, quizá ahora, le quiera matar a besos. No con un beso de traición como el de Judas, eso es muy antiguo, él prefiere la cicuta.