Bartolomé Beltrán

y DGT

La Razón
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Días atrás veíamos cómo la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria, con el patrocinio de Faes Farma, editaba una espléndida Guía de Recomendaciones en Seguridad Vial. Como quiera que el 90 por ciento de los siniestros viales se deben al factor humano recibí con gozo esta publicación matizada sobre los diferentes fármacos y sus cruces nocivos para la mejor aptitud de los conductores. Ahora he visto que la directora general de Tráfico, María Seguí, desea involucrar en una tarea de prevención definitiva a los médicos asistenciales, de manera que contribuyan positivamente a proteger la salud de sus pacientes para indicarles cuáles son los riesgos y las amenazas. «Todo médico que tenga delante a un paciente que por enfermedad permanente o transitoria, o por estar tomando una medicación que interfiera con la conducción, sienta la convicción de que esa persona no debiera conducir tiene ya un mecanismo en marcha que es la comunicación al jefe provincial (de Tráfico) para iniciar el proceso de revocación permanente o temporal de la licencia de conducción», ha señalado Seguí, quien ha anunciado que la DGT está «trabajando con diferentes colectivos» para mejorar la comunicación entre los médicos y las Jefaturas de Tráfico. Queda por resolverse ese anfractuoso mundo en donde la responsabilidad pública de los médicos pueda contravenir el infinito espacio de la libertad humana de los pacientes. No conozco en profundidad los mecanismos que quiere poner en marcha en estos ámbitos tan sanitarios la directora general, pero dado que conozco perfectamente su formación en el área de la Salud pública y más aún, específicamente en este sector en donde hay publicaciones y estudios internacionales en los que ha colaborado, cosa que nos induce a pensar que nuestras vidas en su Dirección de Tráfico están en buenas manos. Seguro.