Alfonso Ussía

Mendes-Loureiro

Deambula por el PSOE un personaje enigmático. Eduardo Madina. Algunos de sus compañeros, los más zapateristas, lo consideran un genio de la política, y otros, cuando oyen su nombre, se limitan a sonreír. Es un todo que no dice nada, un mucho que hace muy poco, y un posible bastante que se deja querer.

Fui, durante muchos años y desde el principio, de la Junta Directiva del Club Financiero Génova, creado por Juan Garrigues. Un amigo de Juan le convenció para que hiciera miembro de la misma a un gran empresario portugués, al que llamaremos Joao Mendes-Loureiro. Se trataba del empresario más influyente de Portugal, y todos encantados de tenerlo. En quince años, no tuvimos la fortuna de conocerlo. Llegamos a pensar que se trataba de una broma de nuestro amigo común, promotor de su nombramiento. Siempre que era convocado a una Junta Directiva respondía al momento con un telegrama: «Impossivel Asistença a Reuniao. Muito Cordialmente. Joao Mendes-Loureiro». La curiosidad de una buena parte de los miembros por saber si Mendes-Loureiro existía o no alcanzó tal grado de madurez que cumplimos viaje a Lisboa para tomar contacto con él. Una excitante aventura. «Si me quieres escribir/ ya sabes mi "paradeiro"./ En las calles de Lisboa/ buscando a Mendes-Loureiro». No lo encontramos.

Con Madina, que es visible y fácil de encontrar, sucede algo parecido. «A ver qué opina Madina», «Madina prefiere el silencio», que si Madina por aquí, que si Madina por allá, y Madina todavía no ha dicho nada para que se hable tanto de Madina. El diplomático zapaterista Bernardino León, que mandaba mucho más que su inmediato superior, Miguel Ángel Moratinos, se ha manifestado rotundamente partidario de Madina para que ocupe la Secretaría General del PSOE. Bernardino León no da puntada sin hilo, y sus públicas declaraciones son consecuencia de un acuerdo del grupo nostálgico que no ha abandonado a Zapatero, y que es más numeroso de lo que algunos creen.

Ello obligará a Madina a pronunciarse y a presentarse, pero hasta el momento, y como es habitual en él, ni se ha pronunciado ni ha manifestado deseo alguno de optar al mando supremo de su partido. Otros posibles candidatos sí lo han hecho, y no cuentan en la actualidad con el cariño de Pérez Rubalcaba, que sólo ve a través de los ojos de Elena Valenciano. Madina es un jeroglífico que nadie se atreve a interpretar. La única vez que se atrevió a protagonizar un cierto acercamiento a la ambición política se llevó un chorreo de la señora Valenciano del que todavía no se ha podido recuperar.

Creo que el PSOE necesita novedad y fuerza. Madina es novedad, pero carece de fortaleza, de carisma y sobre todo, de convicción. Es formidable y comodísimo ser un Mendes-Loureiro, siempre mencionado, siempre convocado, siempre elogiado, siempre deeseado y siempre desaparecido. Eduardo Madina ha sufrido un atentado terrorista de la ETA. Lo sufre todavía. Y lo seguirá sufriendo porque dejó secuelas en su cuerpo. Una víctima de la banda terrorista de su tierra, el País Vasco, está obligada a comprometerse más decididamente contra el núcleo y el entorno de la ETA, y Eduardo Madina, en ese aspecto, también es un enigma. Valoro y aplaudo la superación del sufrimiento, pero se trata de otra cosa, de otra actitud.

Si Madina es lo que dicen unos y niegan otros, hora es de saberlo. No puede continuar sobrevolando por las nubes. El PSOE no podrá reaccionar si su futuro está sometido a lo más parecido a la nada.