Irene Villa
Miedo
«Que celebremos Halloween, es como si en Wisconsin bajasen de romería por el Mississippi al Cristo de los Faroles», así es, pero también es cierto que, como hace esta afirmación, hemos de tomárnoslo con humor. Y es que la fiesta de las calabazas con ojos iluminados y boca tenebrosa, las calaveras y los muertos vivientes, están esta semana por todas partes. Hasta en colegios y guarderías, invadidos por las telarañas de pega y los colores negro y naranja, es ya una fiesta casi institucionalizada, pero esperemos que todo ello no reste protagonismo a nuestro día de Todos los Santos y a los tradicionales buñuelos y huesos de santo. Si bien son estos los días de sustos y terror por excelencia, hay algo que da miedo de verdad, o más bien vergüenza, repugnancia, absoluto rechazo y hasta náuseas. Me refiero a las tramas de corrupción que no dejan de salir a la luz. Miedo da empezar a ver mafias en ciertas familias a las que el poder les corrompe, les trastorna y les descompone, porque es imposible que esas cantidades exorbitantes que nos abruman, puedan traer una pizca de felicidad a sus injustos poseedores viendo tanta pobreza y tantos apuros económicos entre los que confiaron en ellos su dinero o su porvenir. Afortunadamente, pese a las dificultades económicas hay quienes siguen trabajando por la normalización de personas con discapacidad. Estáis todos invitados a correr este domingo en el Parque Juan Carlos I, en una gran fiesta inclusiva. Podéis inscribiros en «tambien.org». Una carrera que nos ayudará a deshacernos de la inmundicia que algunos prodigan.
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