Lucas Haurie

Misandria

El primer síntoma de derrota en una batalla ideológica llega por la semántica, eso que los historiadores de lo militar denominan «asumir el lenguaje del enemigo». El ejemplo canónico lo tenemos en el País Vasco, donde ni siquiera los partidos más españolistas se sustraen ya de denominar «conflicto» a lo que no es más que terrorismo unilateral, puro crimen organizado. ¿Existe un conflicto entre Cosa Nostra y la República de Italia? Carmen Crespo, delegada del Gobierno en Andalucía, se sumó ayer con entusiasmo digno de causas más nobles a esa misandria (palabra que aún no recoge el DRAE pero lo habrá de hacer para completar la familia de misoginia y misantropía) que hasta ahora era patrimonio exclusivo de la izquierda, en su rama cutrísima de progrez feminazi. Presentó como cosa prodigiosa una aplicación informática que, bajo el rimbombante nombre de «Libres», pretende convertir en una herramienta para la autodefensa de la mujer maltratada por su pareja. A la mujer heterosexual, por supuesto, que a las lesbianas las pueden ir apaleando a voluntad ya que la señora delegada del Gobierno no se inquieta por las fechorías de los verdugos mientras éstos no estén provistos de pene. Tampoco merecen su atención los niños victimados por sus progenitores; ni los ancianos torturados por su prole; ni los jamás contabilizados hombres que sufren la violencia doméstica en el ámbito de relaciones afectivas con mujeres u otros hombres. Hasta en la quiebra del principio de que todos los ciudadanos somos iguales ante la ley se aparta este Partido Popular de su base social. Les queda un cuarto de hora para pasearse con una kufiya palestina al cuello.