Toni Bolaño
No es guerra sucia
El entuerto de los espías en Cataluña sumado a las sospechas sobre el enriquecimiento de la familia Pujol; al «caso Pokemón» que se ha llevado por delante a un alcalde de CiU; al «caso Manga» que ha acabado con un alto cargo de ERC; al caso del ex conseller imputado por contrabando, Jordi Ausás, que ahora cobra el paro gracias a un curioso contrato de una fundación republicana; a la petición de imputación del secretario general de CDC, Oriol Pujol; todo sumado es una guerra sucia del estado contra el proceso soberanista. Ésta es la tesis que el president Mas ha expuesto en el Consejo de CDC. Una tesis que cae por su propio peso.
La guerra sucia es imposible sin la existencia de un cenagal mayúsculo. El director general de Prisiones de la Generalitat está en las últimas por el caso de los espías. Convergència dijo hace apenas una semana que nunca jamás había contratado a la empresa Método 3. Que todo era una patraña. Como con las cuentas de los Pujol, afirmaron, sin titubear, que era mentira. Pues, evidentemente, no todo. Hemos conocido como Xavier Martorell, hombre de confianza del conseller de Justicia, Germà Gordó, tenía una fluida relación con la agencia por e-mail y el ex director del Barça le responsabilizó de espionaje en el club.
Ésto es lo conocido. Puede haber más. Felip Puig, ex jefe de los Mossos, y actual conseller de Empresa está mosqueado. Dicen que fue espiado desde dentro del partido. Todo apunta, otra vez, a Martorell. La Generalitat se quejó de la marginación de los Mossos en la investigación y formó una comisión en la que también están Justicia y Presidencia. Curioso. Por cierto, está Martorell. Sorprendente.
Ante las evidencias, aumentan la desconfianza y el pánico. La imputación de Oriol puede ser cosa de días. Por si acaso, Mas lo blinda. Un cargo sólo debe dimitir cuando empieza el juicio, no si es imputado. Se le ha visto el plumero aunque repita que todo es una guerra sucia. No, president, es la ciénaga.
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