Toni Bolaño
No es un caso privado
Artur Artur se refirió compungido al «caso Pujol» como un caso privado que poco tenía que ver con los catalanes. Esta afirmación, a medida que vamos sabiendo más cosas, es agua de borrajas. El «caso Pujol» son los «casos Pujol», el mayor caso de corrupción política, tráfico de influencias, financiación ilegal de partidos, blanqueo de dinero, cohecho y compadreo empresarial que se conoce en Cataluña. Estaba implicada toda una familia pero también cientos de colaboradores necesarios. Desde los empresarios que pagaban, se beneficiaban y los que hacían la vista gorda para engrosar sus arcas. Y había otros. Los que lo sabían y colaboraban desde las más altas instancias de la Generalitat. Lo hacían «por Cataluña». Ese era el mantra de la omertá, del silencio cómplice de miles de personas que medraban a la sombra del poder. El «caso Pujol» no es un tema privado. Es un tema en el que están implicados cargos de los gobiernos de Pujol y de Mas y, evidentemente, los capitanes de CDC y todo el aparato que subvencionó durante años a empresarios y lo que ahora se da por llamar pomposamente «la sociedad civil».
Más de 23 años de poder absoluto y el control de los resortes de la Administración construyeron todo un entramado controlado por un clan. Oriol Pujol, el hijo destinado a suceder al padre, cayó víctima de su codicia en el «caso de las ITV». El partido está envuelto en el mayor caso de financiación irregular en Cataluña con el desfalco del Palau de la Música. Un desfalco que contempla convenios como el «fomento del canto coral» por parte de CDC y que ha dejado la sede embargada por el juez. Félix Millet, el todopoderoso mecenas, era el gran colaborador necesario. El que, supuestamente, cobraba y redistribuía las comisiones cobradas a empresas o el que pagaba directamente los gastos electorales de CDC. Eso sí, lo hacían todo «por Cataluña».
Ahora estamos conociendo más. Un padre confeso. Un hijo, Júnior, investigado e imputado junto a 11 empresarios. Todos ellos vinculados al clan Pujol durante años. El resto de los vástagos con dinero irregular, y ahora a Oleguer la Policía le busca por el origen del dinero ilícito. No, no estamos ante un caso privado. Estamos ante una estructura mafiosa dirigida por un clan en el que está implicada la flor y nata de la política, la sociedad y la economía catalana. Es un caso público. Y a todo esto, el presidente Mas sigue mudo. Una vergüenza.
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