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No lo escondas

La Razón
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El Día Internacional por la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, la televisión marroquí emitió un tutorial de maquillaje para enseñar a las mujeres maltratadas a disimular las marcas del maltrato. Me quedo perpleja ante semejante despropósito de machismo y hembrismo. Ninguna mujer debería jamás esconder el maltrato ni permitir que nadie «normalice» algo tan humillante y aberrante. Es más, ninguna mujer debería permitirle jamás a ningún hombre que le falte al respeto más de una vez, lo cual significa que al primer síntoma de machismo, la mujer debería despedirlo de su vida. Para llegar a este punto de lucidez y de sana autoestima, de valoración propia de una misma y de la vida, entre todos deberíamos crear un entorno en el que se enseñase a la mujer a detectar a un maltratador a cien kilómetros de distancia, esto es, sus pautas de conducta, su discurso verbal, sus actitudes, esto es, el perfil de un maltratador en potencia. Saber diferenciar las señales de alarma salvaría la vida a muchas mujeres. Apuesto por hacer profilaxis, no de tratar a posteriori. Enseñar es fomentar la responsabilidad sobre la vida propia. Actuar a posteriori es fomentar el victimismo, como si las mujeres fueran tontas o, como dijo el paradigma de misógino Schopenhauer (sic): «La mujer es un ser de cabellos largos e ideas cortas». Reniego de esa manía de tratar a las mujeres con paternalismo, negándoles que ellas puedan aprender a cuidar de sí mismas, y que deben liderar sus vidas, y sólo estar con alguien que las ame, las respete y se sienta el ser más afortunado del mundo por tener a una mujer así como compañera. Claro que para que esto se dé, la mujer primero tiene que relacionarse así consigo misma, sin esconderse, sin disimular su valía. Mi lema: «Ponte la corona y no te la quites ni para dormir». Hay que dar calabazas a todos los caballeros de armadura oxidada.