No valen las lágrimas

La modificación de la actual financiación de las Comunidades Autónomas constituye hoy el principal frente para el presidente de la Generalitat, Alberto Fabra. Tanto, que va en ello el futuro del PP en esta región y, lo que es más importante, de la propia Comunitat. Los baremos a los que hasta ahora se han dado por buenos porque la época era expansiva, emerge como una losa para afrontar el futuro.

En un momento en que la ciudadanía se rebela contra los recortes, la supresión de servicios, los ERE y el paro consiguiente, el PPCV ve ante sí demasiados nubarrones en el horizonte electoral. Políticamente, a Fabra no le queda otra que agarrar la bandera de la reivindicación y plantarse ante el Gobierno central para defender los intereses valencianos. Su firmeza tendrá que ser correspondida, si los populares centrales quieren mantener este granero de votos, por encima del millón. Esa prueba de carácter le acarreará, además, la consolidación definitiva y el liderazgo. Vigorizará la «protestas» con la «auctoritas».

Al presidente le asiste también la justicia de su reclamación. No es de recibo que la Comunitat tenga una financiación por habitante de las más bajas y, sobre todo, a años luz de casi todas. Con algo más de equiparación no nos veríamos con estas cifras de déficit y la imposibilidad de controlarlo. Si todos sus predecesores, de un partido y de otro, tragaron bailar con la más fea, a él le ha llegado interpretar el papel de galán. Como en Granada, para la defensa ya no valen las lágrimas de Boabdill. Así es la vida.