Martín Prieto

Noches de televisión rusa

Para insomnes crónicos se recomienda la visión nocturna del telediario circular en español de la televisión estatal rusa. Dedica mucho espacio a Iberoamérica con cánticos rituales al chavismo, como si Moscú fuera la metrópoli del nuevo socialismo del siglo XXI y Putin su profeta. Lo compensan con una permanente ridiculización de la sociedad estadounidense, propia de la Guerra Fría. De España no se olvidan, y hasta tienen corresponsal de Madrid que traza curiosos paralelismos entre Mariano Rajoy y Richard Nixon, estableciendo la inevitabilidad de que el primero acabe dimitiendo como «Dick el Tramposo». Refuerzan la información con la opinión de analistas absolutamente desconocidos que colocan a España al borde del abismo social, por delante de Grecia o Portugal, y con insólitos vídeos de reyertas callejeras que deben corresponder a El Cairo. La televisión rusa muestra gran preocupación por Egipto y sostiene que el islamista ex presidente Mursi no fue derrocado por el Ejército, sino por los cristianos y Estados Unidos. Lo de Washington es una falsilla que puede ser verosímil, pero achacar el golpe de Estado militar a la influencia conspirativa de la pobre minoría copta que bastante tiene con no dejarse asesinar por los muslimes penetra en la infamia de la que debería protestar la influyente Iglesia ortodoxa rusa. Mursi gobernó breve y sectariamente con el 26% de los votos y un 50% de abstención. Desde que los coroneles Naguib y Nasser derrocaron al rey Faruk, Egipto es un país militarizado pero panarabista, no islamista. Los Hermanos Musulmanes asesinaron a Sadat por su reconocimiento de Israel, y ahora mismo despliegan actividad terrorista entre Gaza y el Sinaí. Guerra civil no habrá, a menos que se divida el Ejército, lo cual es improbable por los privilegios que ostenta. Pero lo más sensacional de la televisión rusa es esa revelación de que los cristianos coptos derribaron al títere de Mursi, otro enclaustrado como Mubarak. RT, de madrugada, es indispensable.