María José Navarro

Obnubilados

La Razón
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Ya saben mis fieles (uno o ninguno) que no hay nada en el mundo que me guste más que un estudio chorra. Hoy, mientras todos Vds leen a sesudos columnistas deseosos de que Grecia se lleve un escarmiento, yo estaré a lo mío, a la chorradica. Hombre, bien es verdad que miraré por el rabillo del ojo a Varoufakis, que me pone un montón. A mí es que los hombres difíciles me matan, qué quieren que haga. Me podrían gustar mucho más los directores gerentes del Fondo Monetario Internacional, pero es que ahora lo lleva el asunto una señora y no soy de ese gusto de helado y los dos anteriores me dan cosica tirando a repulsión. He estado pensando en quién podría ser el Varoufakis del gobierno español y me sale Jorge Moragas, que tiene moto y mochila y de pronto me ha venido un sudor frío a la espalda. A lo que voy. Al estudio. Resulta que una revista especializada en psicología llamada «Frontiers in Neuroscience» y que tiene mucho predicamento entre los profesionales del ramo asegura que, después de someter a veintiún varones chinos a distintos experimentos, han llegado a la conclusión de que las mujeres atractivas pueden provocar que los hombres no piensen correctamente. La cosa acabó con los chinos babeando y perdiendo el oremus, vamos a ser claros. Por lo visto, los sujetos con los que se experimentaba estaban dispuestos a perder hasta sus campos de algodón por las señoritas, por lo que se concluye que los tíos con una maciza delante se vuelven gilipollas. Es justo lo que a mí me pasa con Varoufakis. Que yo le miro y me digo «anda y que le den a la Troika».